mirarlo tan solo, pecado divino,
poder decorarlo, que gran desafío,
sentirlo y amarlo es mi destino.
Cera dolor y un poco de hielo,
tus pechos, dos soles redondos y fríos.
Tu rostro, una estrella caída del cielo
que llora una lágrima que es como un río.
Brocha que te azota, pincel hiriente,
se va la sonrisa, queda el esbozo.
No llores mi amada, mi cuadro viviente,
tu cuerpo y mi mano la llave del gozo.
Acabo mi obra, pintor obseso,
solo un detalle para acabarlo.
Una caricia, un te amo y un beso
y por siempre jamás deseo mirarlo.
(Elrowert)