Eres mi
propiedad/ soy su propiedad,
Somos
dos, somos uno.
El
sentido de la responsabilidad en el BDSM
¿Parece sencillo verdad?……. pero no lo es
Infinidad de amos/as y
sumisos/as nunca sentirán ni vivirán la intensidad de esas sensaciones.
Y no lo harán por una sencilla
razón, no viven el BDSM, solo están en él y la mayoría solo de paso.
Están un tiempo, juegan,
desaparecen, algunos vuelven pasado un tiempo y se cambian de nombre etc.
Durante un tiempo pululan por
distintas salas, algunos/as ni llegan al real.
Y los que llegan en la mayoría de
las ocasiones lo que viven es una falsa imagen de la Dominación / sumisión,
donde el fin que buscan siempre es el mismo: Follar.
Se suelen juntar con otros
personajes afines con los que comparten ideas, se jalean unos/as a otros/as y
con eso se auto estimulan pensando que lo que viven es el BDSM de verdad, el de
siempre.
Pero no es así solo es “BDSM”.
El problema es que a muchos/ as de
los que empiezan les hacen ver una realidad que no es cierta, y cuando estos/as
salen de verdad al BDSM, se encuentran que pensaban que estaban
preparados y lo que son entonces es carne para tiburones.
La realidad es más simple, se lleva
viviendo hace siglos, de mucho antes de que se la nombrara con una derivación
del nombre del Divino Marqués de Sade.
Las salas han hecho que muchos de
los que querían vivir su cara oculta se acerquen al BDSM, que muchos lo hayan
descubierto y eso está muy bien. Pero solo si caen en buenas manos…y eso
ya no es tan común.
El problema viene cuando es
así y esa entrega no se deja en la persona adecuada, cuando no se educa a
ese sumiso/a ni se le entrena en las distintas variantes de la sumisión,
eso hablando de lo físico, Si entramos en lo mental el problema es aún mayor,
ya que la entrega de la mente es una de las mayores responsabilidades que se
pueden ofrecer y por supuesto recibir; y si esta no cae en la tierra precisa,
con el jardinero adecuado o este es inexperto o un caza
coños, el daño puede ser incalculable.
La preparación del Domine debe ser
paulatina y firme, debe comenzar desde el principio, sin prisas….de manera
tranquila y serena. Cosa que actualmente no ocurre. Ahora con ver unos
videos, unas fotos y cuatro conversaciones con gente afín, con ir a unas
cuantas quedadas, parece que ya se sabe todo.
No se puede pasar de la noche a la
mañana de un azote a dominar en parte una mente, un cuerpo y una entrega.
Por eso esa preparación, esa
educación, ese entrenamiento por parte de Domines mas expertos es
imprescindible que la haya, si no los sumisos/as en esas manos
corren serio peligro.
Es muy fácil decir “eres mío/a” y no cuidar de esa
propiedad como es debido, solo usarla de vez en cuando para pastelear en las
salas o en alguna sesión que siempre suele acabar de la misma manera, sin
ver crecimiento por lado alguno por ninguna de las dos partes.
También es muy fácil decir “soy suya/o”, lo difícil es que sea
realmente así, eso solo se demuestra en el día a día, con la capacidad de
entrega diaria a un Domine, viendo crecer la confianza entre los dos y subiendo
esos escalones del BDSM que algunos pensamos que no tienen fin.
Y no poniéndose y quitándose un
collar como si fueran unas bragas, claro ese collar fue logrado sin ningún tipo
de sacrificio por parte del sumiso/a y por lo tanto no le dan el valor
que merece, para ellos/as es más un símbolo de ostentación que uno de entrega.
Es puro pastel sin sentimientos añadidos…..bollería
industrial.
Por eso esa facilidad de ponerlo,
quitarlo y cambiarlo, no les costó NADA,
se lo dieron sin ganárselo y lo otorgaron sin pensar, por eso, lo que fácil se
pone…..fácil se quita.
Estos pseodomines, y
pseudosumisos/as son los que hacen que el BDSM se esté pareciendo
más a un juego de roles que a un modo de vida, como lo fue hasta hace bien
poco.
En una sala es fácil decir “mi amo” o mi señor” y a la hora de la
verdad no acatar ninguna, o casi ninguna de las pautas marcadas por el
dominante y donde este dominante en realidad no tiene el respeto debido por
parte de su propiedad, ya que, este/a suele “convencerlo “de que sería mejor de otra manera y claro “no se va a dejar de echar un polvo por eso” . Tragan y punto..
El sumiso/a debe ser
para su Domine mucho más que simplemente un llavero o un trofeo
para exhibir tanto en las salas como en las “quedadas”.
Debe ser una parte suya, interna, a
la que debe educar y dirigir en todas las facetas de su vida que estén dentro o
toquen aunque sea tangencialmente el BDSM, absolutamente todas.
Además de cuidar y proteger a su
propiedad de todo lo que le pueda influir e interferir en su doma y educación,
el Domine debe cuidar de su crecimiento y de su felicidad interna y externa.
Un/a sumiso/as que no sea feliz…….¿
cómo va a hacer feliz a su dueño/a? IMPOSIBLE.
La entrega es el mayor bien que se
nos puede otorgar como Domines, es el mayor tesoro que una persona sumisa puede
entregar y como tal debe ser visto por el Domine a quien se le otorga esa
responsabilidad, ese
don, ese honor.
Todo lo que queda dentro de estas
pautas tan sencillas en el BDSM como son:
Yo marco el
camino, tú vas por él.
Yo soy el
Dueño/a , tú me perteneces/
Usted marca
el camino, yo voy por él.
Usted es mi
dueño/a, yo le pertenezco.
Ambos
crecemos juntos y subimos la escalera de la mano.
Los dos
somos uno.
Como es natural es solo mi
opinión personal, y por lo
que se la de otros Domines, Amos y Dominantes.
Estoy seguro que muchos/as no
la comparten y eso lo comprendo y lo respeto.No sere yo quien juzgue la manera
de vivir su vida a los/as demás.
Pero jamás hare lo mismo que
ellos/as, ya que para mí el BDSM es una manera de vivir y para otros una simple evasión
de sus vidas .Vamos sexo con alicientes….6 fustazos,3 azotes, cuatro gotas de
cera…..Y A FOLLAR.
Comprendo esas formas, pero no las
comparto ya que eso no es BDSM, es solo pastel, y yo desprecio el dulce que no sea artesano. Y este del que hablo como dije antes es”
bollería industrial”
Pero como suelo decir a menudo………
”A unos les gusta el Caviar de esturión y un buen espumoso, a otros las
huevas de lumpo y la sidra espumosa”
Yo soy más de Beluga y Moet.
Un saludo a todos/as.
El Muro