DOMA Y CASTIGO (III)
Con
este nivel se cierra la Disciplina China pero también, a la vez, deja abierta
la puerta a multitud de aventuras y encuentros de la D/s, donde la sumisa
experimentará y se adentrará en nuevos caminos que la lleven a otros horizontes
guiada por su Amo explorando con otros ojos hasta dónde es capaz de entregarse
su sumisa.
El
espíritu de la Doma es el bondage chino que no es otro que atar a la sumisa
sintiéndose sometida y que comprenda por ella misma que su sumisión conduce a
la perfección como mujer entregada. En este nivel se empezará por utilizar un
bondage muy sencillo con elementos de sujeción fáciles para ir subiendo
lentamente y acabar sujetando a la sumisa con cuerdas que la obliguen. Para
ello se debe tener a la sumisa desnuda, sólo provista de sus zapatos –por
aquello que no se contagie con el frío del suelo-, y se podrá empezar atándola
con unas medias no pantys, o con unas vendas o unas corbatas en sus muñecas y
en sus tobillos inmovilizándola en una cama o una silla. Este tipo de bondage
deja libertad a la sumisa que aunque se siente dominada tiene cierta capacidad
de movimiento y de libertad lo que si acompañamos a no vendarle los ojos le
dará todavía más confianza en sí misma y en esa perseguida entrega que complazca
también al Amo. Todo esto propiciará que podamos seguir sometiéndola más
adelante utilizando dos rollos de film trasparente de cocina para momificarla
desde sus tobillos hasta su cabeza, dejando libres su sexo, trasero y pechos
así como una abertura en su nariz para que pueda respirar.
No
quisiera olvidarme de hacer con frialdad un examen interior para conocer y
saber de la sumisa porque es fácil que esté comprometida o tenga cónyuge o bien
sea época estival donde las blusas, falditas o sandalias puedan delatar las
marcas de las cuerdas con las consiguientes preguntas incómodas. Si vamos a
sujetar a la sumisa hasta inmovilizarla siempre he optado por hacer esto con
especial tacto y cierto cariño por eso he preferido vendar las zonas más
visibles con anterioridad como son sus brazos, antebrazos, piernas y sus muslos
antes de atarla con cuerdas. Con esto se logra que la sangre tenga facilidad de
circular y así ayudado de la poca tensión y fuerza ejercida con las cuerdas no
dejan marca en la piel con moratones amarillos. Es también preferible utilizar
cuerdas de escalar o de algodón, mejor que las cuerdas tradicionales (cáñamo o
yute) cuyo tacto es más áspero a la fina piel de la sumisa. No olvidemos que el
sexo de la mujer es la extensión de su piel y podemos jugar con el bondage,
cera y alguna fusta o flagelo para mezclar la Doma y elevar este momento de D/s
inolvidable. Todas estas inmovilizaciones sí no son muy severas e implacables
se les puede añadir el dolor constante y uniforme de unas pinzas
preferiblemente de poca tensión en el muelle pues se trata de que la sumisa
soporte el dolor y espire quejidos y lamentos para su Doma poniéndolas en
partes sensibles como sus pechos, sus pezones o los labios de su sexo. Después
recibirá su consolación dándole un masaje con nuestros dedos sobre las zonas
sometidas sintiendo el Amo el gesto de alivio de su sumisa.
La
Doma irá conjuntada y engrandecida con el Castigo del flagelo llamado
disciplina. Es verdad que el Amo tiene el deber de y el haber de, tanto de
instruir como de guiar, y a veces hay que acometer acciones a disgusto o en
contra de la voluntad dejando al margen sentimientos para ganarse el respeto,
virtud y honor en favor de las lágrimas desconsoladas y lloros amargos de la
sumisa y dando así poder al proverbio chino:”Podrás olvidar con quien reíste
pero jamás olvidarás con quien lloraste”. En esta senda de Castigo donde habrá
que sancionar a la sumisa para corregirla y reconducirla siendo esta parte la
más delicada pero que mejor deba tratar el Amo por el dolor directo que
ejercita sin olvidar que de no hacerlo habrá un miedo a perder a la sumisa si
ésta no se siente llenada o dominada, de igual manera que si a la sumisa se le
traza un camino hacia una cumbre y ella pone o restringe su educación con
límites, barreras o trabas estará por delante y encima del mismo Amo sin que
éste se dé cuenta. Para esta lección de Castigo empezaremos dando confianza a
la sumisa en sí misma reprendiéndola con la mano o alguna prenda de nuestro
vestuario como es el cinto siguiendo esa misma prolongación de la mano para
azotar con la fusta o el látigo. El cinturón de cuero al ser elástico y ancho,
su dolor es más soportable y la sumisa aprende la lección más por el ruido que
hace en su piel que por la marca que deja. La fusta utilizada en hípica es muy
rígida y por lo tanto menos dúctil y es mejor una fusta flexible que por el
ruido y la marca dejada localizada sirva para adoctrinar igual que el látigo
corto sin que la ira ni el rencor influyan al Amo, utilizando estas disciplinas
con frialdad y midiendo la fuerza y contundencia de los azotes porque es mejor
una corrección y perfección que un escarmiento pues la entrega de la sumisa no
está en torturarla sin sentido, sino en que ese mismo instinto implore
clemencia, compasión, piedad y suplique misericordia para el perdón de su
faltas. Recordemos que el sonido adoctrina con el restallar del cuero en el
suelo e igual que la sumisión de la sumisa arrodillada delante del Amo ofrecida
a su suerte para ser flagelada es merecedora de saber azotarla con precisión y
técnica dejándole marcas que muestren con orgullo el sello de su Amo pero sin
dejar necesariamente desgarros en su piel con las consiguientes cicatrices. Es
necesario y aconsejable combinar en el Castigo el tacto del Amo con la parte
del cuerpo azotada para que así la sumisa sienta como de ella esa caricia que
sale de nuestras manos dándole confianza y fidelidad en su entrega. Extender
aloe vera de forma circular con una compresa esterilizada caliente con cierto
mimo supondrá para el Amo que la sumisa se sienta relajada y tranquilizada.
Saber
tratar todo esto en partes iguales de cariño, severidad, sensibilidad y dureza
puede conllevar la unión sexual con el Amo aunque el sexo no es una finalidad
sino una consecuencia de la D/s y a diferencia de la disciplina inglesa que se
basa en castigo y excesivo spanking y la disciplina alemana que veja, humilla y
utiliza a la sumisa denigrándolas como mujer primero y como mujer sumisa
después, la Disciplina China traza un camino que ilumina el Amo y que a base de
paciencia y confianza hace que la sumisa entregue su ser para complacer y ser
complacida donde el placer del dolor se funde con la levitación de su alma y
donde la adoración del Señor consiste en llevar a la sumisa al purgatorio del
mismísimo infierno para elevarla a la gloria de los cielos. Al final de la
oscura mazmorra hay una resplandeciente luz Celeste que es el principio y final
del universo donde está el reino de los cielos.
Publicado por: Rey, en:
Disciplina China