"El
collar es, en mi opinión, el principal atributo de esclavitud y sumisión"
Dice
J.E. Cirlot en su Diccionario de símbolos que “como el cuello tiene relación
astrológica con el sexo, el collar simboliza también un vínculo erótico”
En
el marco de las relaciones D/s el collar cumple una importante función
simbólica como expresión de posesión y de dominio del Amo sobre la esclava.
Recíprocamente, expresa también la pertenencia de esta a su Dominante.
Además
de su función simbólica, un collar es también un hermoso fetiche que ceñido
alrededor del cuello de una esclava la adorna y la embellece.
Con
ánimo de proporcionar alguna orientación a quienes la busquen, propiciar el
intercambio de opiniones e incluso estimular la imaginación, vamos a tratar de
organizar algunas ideas sobre collares.
*Características
y Variantes*
Existen,
claro está, los collares propiamente dichos, o sea, aquellos que se ciñen
físicamente alrededor del cuello de la esclava. Sus formas pueden llegar a ser
tan variadas como lo son los gustos y las fantasías de la gente. Más adelante
os detallaré algunos de los tipos que me parecen imprescindibles y adecuados a
distintas circunstancias.
Existen
por otra parte los collares simbólicos, que cumplen la misma función que los
primeros como marcas de propiedad, aunque la esclava no los lucirá en el
cuello. Entre estos son frecuentes las pulseras, brazaletes o anillos, las
cadenillas (sobre todo las tobilleras!) así como algunos piercing, anillas o
aretes. También los tatuajes o incluso, en relaciones totalmente consolidadas,
las marcas al fuego.
Todos
estos collares simbólicos pueden ser más o menos visibles o más o menos
explícitos. Serán más explícitos aquellos que puedan ser reconocidos como
marcas de propiedad por todo el mundo. Los menos explícitos serán aquellos
ocultos o cuyo simbolismo solo sea advertido por el Amo que lo ha impuesto y la
esclava que lo lleva.
Los
cibercollares son los que se usan como marca de propiedad en el ciberespacio.
Suelen consistir en las iníciales o una abreviatura del nick del Amo
presentadas entre llaves { } o corchetes [ ] junto al nick de la sumisa. Algunos
canales directamente relacionados con la D/s o el BDSM han establecido sus
propios registros de collares para evitar duplicidades o confusiones.
*La
liturgia de los collares*
Por
todo lo que simbolizan y por la importancia que se les otorga en el mundo de la
D/s, los collares deben ser mirados y usados con respeto. Las esclavas deben
lucirlos con orgullo y los Amos no deberían poner y quitar collares a la
ligera.
Cuando
se inicia la doma de una esclava es lógico que el Amo desee verla con su
collar. Pero este collar iniciático tendrá carácter transitorio. Será el
llamado collar de prueba o adiestramiento, que la esclava llevará mientras no
se consigan la fluidez, el nivel y el grado de complicidad necesarios para
consolidar la relación Amo/esclava y garantizar su plena viabilidad.
En
este collar de prueba o adiestramiento no suelen figurar las iníciales del Amo
u otras marcas de propiedad.
Cuando
el Amo considere que su esclava ha superado satisfactoriamente la fase de
prueba o adiestramiento y la relación ya esté plenamente consolidada, habrá
llegado el momento de la imposición del collar definitivo en el que figurarán
las iníciales del Dom o alguna marca de propiedad que lo personalice.
La
imposición de este collar definitivo o collar de esclava propiamente dicho
constituye un hito importante dentro de la relación Amo/esclava y por
consiguiente parece oportuno solemnizarlo de alguna forma.
En
algunos lugares he leído que la imposición de este collar es equiparable a la
celebración de una boda, comparación que -francamente- me parece un poco cursi.
También se le conoce a esta puesta en escena, como la ceremonia de la rosa. De
todas formas los rituales, el ceremonial y el protocolo son cosas bellas y por
eso vamos a imaginar cómo podría ser una ceremonia de imposición, con toda su
liturgia.
Los
protagonistas de la ceremonia deben ser, lógicamente, el Amo y su esclava. Pero
es aconsejable la presencia de terceros en calidad de testigos o invitados. Se
trata de una celebración, y los buenos momentos saben mejor si son compartidos.
Imaginemos
la situación y el escenario, por ejemplo un amplio salón-mazmorra decorado y
tenuemente iluminado a propósito. Preferiblemente con velas. En el centro del
salón permanece la esclava, desnuda y arrodillada, con la cabeza gacha. A su
alrededor algunos Amos con sus esclavas, también de rodillas pero con la cabeza
levantada y la mirada fija en la esclava que va a recibir el collar. Frente a
ésta, su Amo y otro Amo más experimentado que actuará como padrino o maestro de
ceremonias. Este último toma la palabra y pregunta a la esclava si asume
libremente su rol y si se considera preparada para recibir el collar y hacer
honor a todo lo que simboliza. Recibida la conformidad, se dirige al Amo para
preguntarle si acepta la esclava y asume todas las responsabilidades que
recaerán sobre él como su Amo.
Acto
seguido el maestro de ceremonias toma el collar y lo muestra a los presentes.
Luego lo entrega al Amo. Este se acerca a su esclava y se lo da a besar o lamer
antes de ceñirlo alrededor de su cuello. La esclava inclina la cabeza, aparta
su pelo y ofrece su nuca desnuda al Amo. Este abrocha el collar y mientras lo
hace y comprueba que quede correctamente ajustado, habla con voz calmada y
suave a la esclava diciéndole lo orgulloso y satisfecho que se siente de ella.
También
expresa con pocas palabras su deseo de poseerla y protegerla. Cuando acaba, el
Amo besa o acaricia dulcemente a su sierva y le cede la palabra para que esta
exprese sus sensaciones, su obediencia y sus deseos: confianza, entrega,
sumisión, rendición... Luego la esclava besa las manos del Amo y se postra a
sus pies.
Todas
las miradas se concentran en el Amo y la esclava postrada. Transcurren unos
segundos antes de que el Amo levante la esclava tirando de una de las argollas
del collar. Acto seguido le unirá una correa o cadena y tirando de ella paseará
orgullosamente la perra por la sala y se detendrá frente a cada uno de los
presentes para intercambiar besos y felicitaciones.
La
ceremonia puede acabar con un brindis más o menos formal, transformando la
propia esclava en pastel del que comerán directamente las demás esclavas
invitadas o incluso derramando líquidos corporales sobre la esclava como si se
la bautizara. Todo depende del nivel de complicidad entre los presentes.
En
una fase todavía más avanzada de la relación Amo/esclava, además del collar
definitivo puede embellecerse el cuerpo de la perra con alguna marca de
propiedad permanente. Un tatuaje, por ejemplo.
Recuerdo
una encuesta (no sé hasta qué punto fiable) en la que se preguntaba qué parte
del cuerpo de la esclava era preferida para estampar la marca de propiedad
permanente. Un 41 % se inclinaba por la región del coño. El 19 % prefería el
culo y un 18 % el pecho. Por las ingles se inclinaba el 15 % mientras que sólo
un 6 % prefería tatuar la esclava bajo el ombligo.
El
tatuaje debería hacerse en una parte donde resulte visible para la misma
esclava, sin desestimar algunas no mencionadas en esta encuesta como los
tobillos o el mismo empeine.
Quizá resulte odioso decirlo, pero creo que también es necesario puntualizar que cuando una relación D/s llega a su fin el collar debe ser devuelto puntualmente al Amo. La devolución del collar simboliza el punto final de una relación, de la misma forma que la suspensión temporal del mismo y de la servidumbre que conlleva puede constituir una forma de castigo o una severa advertencia para la esclava.
Amosum