Bloody Olimpia 2
Olimpia subió a su despacho, a la sala del Trono, como
la llamaban sus sumisas. Helena le pasó la carpeta de cuero donde se guardaban
los documentos de sumisión para aprobación final. Hoy era día de Audiencia a
los aspirantes a donantes, y Olimpia ojeó el primer expediente.
"Vaya,
es Aurelio, el inspector de Hacienda que me quería levantar un Acta. Se ve que
quedó impresionado con la visita e hizo alguna averiguación. Veamos"
El informe hematológico de Aurelio era bueno como donante. Sangre rica en
hematíes, con mucho colesterol, con alta glucosa, de ph básico, y grupo
universal positivo.
El psicotécnico, correcto. Con su aspecto serio e inquisidor, era un sumiso
convencido, que le gustaban las palizas y las humillaciones. Y la salud, de
hierro, sin problemas respiratorios ni de corazón. Andrea, su sumisa Médica,
hacia siempre un buen trabajo.
Aurelio había firmado ya un contrato 24/7 de un mes, el plazo normal de
internamiento; sólo faltaba la firma de ella, de la Diosa, y quedaría internado
en la mazmorra. Olimpia, lo mandó llamar.
Lo trajeron hasta su presencia desnudo,
como correspondía. Aurelio, a la vista de Olimpia, se arrodilló, bajando la
cabeza con la mirada puesta en el suelo.
"Así me gusta, esclavo, que sepas lo que tienes que hacer en mi presencia.
Siempre de rodillas y sin dirigirme la vista ni la palabra, si no eres
preguntado"
La Diosa observó a Aurelio. En el informe ponía 45 años, pero parecía más
mayor. Ella lo recordaba trajeado y con su cartera de cuero, pero desnudo
desmerecía. Bueno pero tampoco eso era lo importante.
Se acercó al esclavo, y le puso uno de sus pies a su alcance. El esclavo besó
el zapato ávidamente, lo que le valió una fuerte patada en la cara.
"
No te he dado permiso esclavo, solo era para que lo adoraras"
Aurelio, con un hilo de sangre por el labio, levantó la cabeza-
"Perdón Diosa"
Una bofetada le cruzó la cara.
"No
rechistes esclavo, tampoco te he dado permiso para hablar".
Olimpia veía caer al suelo la sangre del labio de Aurelio y ya se le hacia la
boca agua.
"Helena,
dile a las enfermeras que procedan. Voy a probarle "
Una experta enfermera, le clavó el aguijón en la yugular y le puso una vía. En la frente de Aurelio, perleaban
las gotas de sudor.
Le dieron una cánula plateada a la Diosa, que se arrimó al esclavo, poniéndole
una rodilla en el hombro. Luego, adaptó la cánula a la vía y la abrió para
empezar a sorber.
Paladeó la sangre de Aurelio e hizo gestos de sorpresa. " Está muy amarga, qué has
comido hoy cerdo?"
Aurelio, mientras la Diosa seguía sorbiéndole respondió:
" sólo un vaso de leche de soja,
Diosa"
La Diosa paró de sorber y se la dio a probar a Helena.
" sí de verdad, está muy
amarga"
La Diosa se dirigió a Aurelio: " No mereces ser mi esclavo, no tiene
buen sabor tu sangre. Tú lo deberías
haberlo sabido y habértela hecho probar por alguna dama antes de
presentarte ante mí. Todos lo hacen cuando tienen dudas. Pero antes de soltarte
te van a sorber mis vampiritas hasta que te desmayes. Tómalo como un premio ya
que no vas a volver aquí nunca más. cerdo"
Con una palmada, se presentaron dos de las sumisas vampiritas, como la Diosa
les llamaba, por su afición desmedida a la sangre de hombre.
"Es
vuestro, pasarlo a la celda de recepción y repartíroslo hasta que se desmaye.
Sorberlo a gusto, todo es vuestro"
Las vampiritas cogieron a Aurelio de los sobacos y se lo llevaron entre risas.
Aurelio gimoteaba y balbucía palabras como piedad, compasión, pero nadie le
hacía caso. Lo iban a sorber hasta caer inerte. Y luego, a las dos o tres horas,
cuando se recuperara, iba a ser expulsado para siempre del Palacio de Bloody
Olimpia.
La última imagen que se le cruzó por su mente, antes de desmayarse, mientras
le sorbían las vampiritas por turno, fue
la de la Diosa inalcanzable en toda su espléndida belleza y majestad.
"Y ahora quien toca", inquirió la Diosa a Helena.
"Federico, un joven de 30 años, muy atlético. Tiene también buenos
informes médicos y psicotécnicos. Es masoquista. Sangre con bajo colesterol,
sin azúcar ,ácida. Y A negativo
" Hazlo pasar, tengo prisa"
Federico, también desnudo, pasó a la sala del Trono. Como no se arrodilló,
una de las sumisas, le pegó un buen rodillazo que lo hizo postrarse.
" No te han enseñado modales,
esclavo??"
Cuando intentó decir algo, la sumisa le puso una mordaza,
"Calladito estás más guapo, no le
parece Diosa?"
"
Si, ya estoy harta de tonterías, pincharle la yugular y darme otra cánula"
La Diosa no perdió el tiempo y sorbió a Federico. Esta vez el gesto se le
dulcificó, mientras le salía algo de sangre por la comisura de los labios
"
Bueno esto es otra cosa. Bien cuidada esta sangre creo puede llegar a ser una
Gran Reserva. Pruébala Helena",
Helena lo sorbió también y aprobó con la cabeza. " Excelente , Diosa"
La Diosa siguió sorbiendo a Federico.
"Sabes esclavo, me gusta tu sangre. Con un poco de cuidados, vas a ser
uno de mis donantes preferidos"
Y pegó otro fuerte sorbido al esclavo, que ya empezaba a marearse.
Miró el contrato de donante del esclavo. " sólo 15 dias??, cerdo, de eso nada,
por menos de un mes no firmo". Federico, con la mordaza en la
boca, asintió con la cabeza en señal de conformidad.
"Así
me gusta, sumiso, que obedezcas a la primera"
Y firmó el contrato que Helena fue a guardar a la caja fuerte.
" Llevarlo a la jaula, y que se
recupere bien.", ordenó a las sumisas.
Y apretando con su mano la cara de Federico, le espetó
"Alegra esa cara esclavo, que ya eres mi donante. Esta tarde te sorberé
para merendar, y haré que te masturben mientras te bebo. Ya ves que cuido a mi
rebaño"
Federico, entre mareado y feliz, se dejó arrastrar por las sumisas.
Olimpia observó cómo se lo llevaban. " Bien , ya hemos repuesto a Andrés, ya tenemos las
jaulas llenas".
Helena, se acercó con la agenda. " Diosa, tenemos mucho que hacer"
"
Si Helena el ser una Vampira, tiene muchas obligaciones"