El Pecado
El esclavo de rodillas lamía los zapatos de la Diosa,
que conversaba con el Ama S sin hacerle ningún caso. Cuando por fin se dignó
hablarle, le espetó:
Y
tú qué haces ahí, desnúdate!
El esclavo se apresuró a obedecer y se quedó desnudo al
fondo de la sala.
Con un gesto de la mano pidió permiso para hablar:
Diosa, qué me pongo?, y señalo la bolsa donde llevaba
las braguitas y los tangas,
Las
bragas negras usadas de tu mujer, esas te van bien a tu minipaquete,
ja, ja ja!!
Se arrodilló delante de la Diosa y le sirvió a Ella y
al Ama S una copa de vino y les pasó el plato de aperitivo.
Descálzame
y lámeme los pies. Hoy no me los he lavado y te van a saber bien.
El esclavo, lamió y masajeó con crema los pies de la
Diosa, mientras Ellas charlaban relajadamente sin prestarle la menor atención.
Ahora,
arrodíllate cara a la pared con los brazos en cruz, que vas a recibir unas
cuantas tandas. Tu sabes porqué, no es
así??
El esclavo tembloroso asintió y se arrodilló cara a la
cruz con los brazos bien extendidos,
Sintió los pasos de la Diosa acercarse y el primer
vergazo en sus nalgas.
Cuántas
tandas debes, esclava, cuántas por torpe y depravada??
Una lluvia de latigazos y fustazos caían de 10 en 10,
sin tregua.
El esclavo entre quejas lastimeras y súplicas de piedad
los contaba, hasta que la Diosa harta de oírla le puso la bola.
Luego ofreció la verga al Ama S, indicándole la zona
donde tenía que azotar,
Le bajó las bragas y se lo señaló:
Debajo
de los riñones, ahí es el mejor sitio.
Le quitó la bola, e introdujo en su boca una polla de
plástico.
Ni
se te ocurra que se te caiga, chupa y lámela bien como sabes hacer chupapollas
¡!!ja,ja,
ja!!!
Y mientras tanto le pinzaba los brazos, los pezones, el
interior de los muslos con crueles pinzas.
Y seguían las tandas, con paletas y fustas, sin
descanso.
El esclavo no dejaba de lamer la polla, mientras la
Diosa y el Ama S se reían de él y de su habilidad con la boca.
Sin quitarle las pinzas, la Diosa lo hizo levantar ,
mientras Ella se acercaba a él.
Le cruzó la cara con varias series de bofetones.
Tú
qué te has creído, que me puedes despreciar así dejándote dominar por un machito cualquiera??.
Es un insulto para mí y no mereces renovar tus votos anuales, inútil!!
El esclavo gimoteaba compungido. No Diosa, no es eso, es que soy un débil, yo
no quería, pero se aprovechó de mí….
Unos buenos bofetones volvieron a cruzar la cara del
esclavo.
No
me sirven tus explicaciones cerdo. Me has fallado y has perdido la confianza
que te tenía. Para qué estoy yo si
cualquier intruso te puede dominar e insultar sin pedirme permiso. Es
vergonzoso y no has tenido en cuenta el mal que me hacías.
El esclavo con lágrimas en los ojos sollozaba
implorando perdón de la Diosa.
La Diosa, volvió a sentarse en el Trono, y ordenó que
se arrodillara ante Ella.
Le quitó las pinzas, y mientras le pisaba las manos
volvió a abofetearle.
No
mereces nada, no sé ni cómo te aguanto inútil!!
Lo hizo tumbar en tierra, y utilizó su cara para
alfombra de sus pies, mientras a veces le introducía el pie en la boca y con el
otro, le propinaba buenas patadas en la entrepierna de esclavo.
Ella y el Ama S, seguían comentando el pecado del
esclavo y lo enojada que estaba la Diosa.
Con el esclavo bajo Ella, le hizo abrir la boca, y
mirándolo atentamente salivó sobre él, que tragó la deliciosa saliva de la
Diosa
Lo hizo arrodillarse otra vez ante Ella, y en un
momento de clemencia, puso la cabeza del esclavo en su regazo y comenzó a
acariciarla.
Pero otra vez la ira se apoderó de Ella, y sujetó un
cordón alrededor del cuello del esclavo, ahogándolo y levantando su cabeza. Mirándolo a los ojos
mientras lo asfixiaba, le gritó:
Nunca
más, entiendes, nunca más esa bajeza!!
El esclavo con un estertor agónico asintió, mientras el
cordón lo ahorcaba.
En el último momento, la Diosa dejó de apretar, y la
cabeza del esclavo volvió a caer en el regazo de la Diosa, con su boca al lado
de su Sagrado Cáliz, que solo podía
notar a través del ajustado pantalón de la Diosa.
Así estuvieron un largo rato, mientras la Diosa y el
Ama S conversaban y el esclavo callado, gozaba de las delicias de la proximidad
del Templo de la Feminidad de su Diosa.
Levántate,
vístete y esta vez te perdono, pero estás sucia, no puedes renovar tus votos.
Ya veremos más adelante, cómo va todo y cuál es tu comportamiento…… retírate ya
de mi vista…. Ya tendrás noticias mía…… largo de aquí, ya me cansas……
El esclavo le beso los pies y en silencio se vistió y abandonó
la sala…….