Lo que jamás se puede entregar
LO QUE NO SE PUEDE ENTREGAR:
La forma de sentir ...
Dentro de este nuestro mundo nuestro, nuestra forma de
vida dentro de las reglas de BDSM, algunos quizá no estén de acuerdo con esto que voy a relatar.
Al igual que cada pájaro extiende sus alas para vivir y
volar o
algo tan básico como el aire que cada uno usamos para respirar está
también la forma de sentir de cada persona.
Puede que los sentimientos sean parecidos dentro de un
mismo rol al usar las mismas reglas dentro de los mismos juegos que son los que
conforman las bases de esta aventura en nuestra forma de entender la vida.
Cuando cada persona por las circunstancias personales
que sea decide vivir en esta comunidad con reglas distintas a las que nos
educaron desde pequeños, a las que existen al salir a la calle o incluso a las
que formaban parte de nosotros dentro de nuestras casas nada tendrán que ver
con las nuevas reglas de vida que nos harán sentir más felices y plenos.
La manera de
querer a la persona que nos llevará siempre de la mano, nos cuidará y
por supuesto nos amará dentro de esas normas tan diferentes a las que antes
eran supuestamente normales para nosotros, el amor , la sexualidad y el
comportamiento dentro de esta nueva comunidad , en definitiva nuestras nuevas
alas para volar, sentir y vivir.
“Pero… Si que hay algo que nunca un sumiso por mucho
que diga y y diga, jure y perjure no entregara jamás simplemente porque no
puede , eso es sus sentimientos,
independientemente de que haya alguien que se los haga sentir y le lleve de la
mano a conseguirlos, ya sean, buenos, malos, agradables, desagradables,
felices, tristes en fin…. Es una vida que difiere de la que digamos normal por
esa avalancha de sensaciones nuevas pero
que .
Cuando que nos ponen la carne a flor de piel o en los
momentos más bajos nos hacen sentir que ni podemos caminar, esos, que duelen
por placer o por dolor en sus diferentes
formas en este mundo cada cual los vive dentro de si y a pesar de vivir dentro
del rol de sumiso/a es una libertad imposible de arrebatar y pretender entregar
ya sea incluso dentro de la esclavitud. NUESTRA FORMA DE SENTIR PERSONAL.
Una tarde cualquiera recuerdo que era invierno,
paseando por un jardín cualquiera de mi humilde vida, los árboles tristes pintaban
de tonos grises, el viento movía sus ramas, no había un ápice de color solo
gris, mi vida entera pintaba de ese mismo tono, infeliz deseaba caminar por
otros lugares llenos de color, de pronto encontré una puerta en una pared.
Esa puerta era de madera vieja, el desgaste de la
lluvia el viento y los elementos por el paso de los años, la hacían tétrica, en
la misma había grabadas muchas palabras y frases incoherentes en ese momento
para mí, algunas entre otras eran estas…
El dolor del placer,
El placer del dolor,
Alegría, éxtasis, tristeza, castigos por desobediencia,
posesión y entrega,
Feliz sumisión y obediencia,
Mi vida es tuya si la desea AMO/A y SEÑOR/RA”.
Decidí abrirla de forma inmediata ante mi gran
curiosidad.
Tal sorpresa fue la mía que no sabía ni donde por donde
empezar a mirar, pensaba en las palabras y frases grabadas con algo punzante en la puerta, me
quedé sorprendidísima ante la fuerte vorágine de colores tan fuertes entre
rojos, granates, negros, dorados…. Un sin fin de colores que se percibían si
alguien quería pasar… esa era la entrada
a un nuevo camino, era y es ya real.
Alguien se acercó:
Desde ese momento mi cuerpo, mi mente y mi alma
empezaron a descubrir, sentimientos que no sabía como interpretar como
asimilar…. Me sentí más perdida aún, perdida pero plena..
Todo nuevo ante mi, nada parecido a lo que has estado
acostumbrada.
“Bienvenida
Niña”, esas palabras retumbaron en mi oídos, en mi mente de una forma tan dulce
y a la vez agresiva que si hubiera sido
un pastel me hubiera derretido por el calor de la dulzura y a la vez por el
terror de esa fuerza que también ese sonido desprendía.
Bienvenida a tú nueva vida, girándome observé que
alguien elegante, con un traje oscuro y camisa también en tono negro me tendía
su brazo y esbozaba una leve sonrisa.
A partir de ahora todo cambiará siempre podrás
abandonar, pero creo mi niña que nunca ya podrás abandonar.