Mi entrega (Segunda parte)
Después de la intensa cena de rol, sirviendo a mi Ama y
a otros Dominantes invitados, estoy preparado. Mis asistentes, sumiso y sumisa,
me han bajado a los sótanos de la casa donde celebramos mi entrega, una gran
habitación dispuesta como una mazmorra, en penumbras, llena de velas encendidas
y una gran chimenea que dan un ambiente íntimo, cruz de San Andrés, potro,
trono para mi Ama, una cama bien amplia, y muchos juguetes, y me han preparado,
según las instrucciones de mi Ama, que por supuesto, yo desconocía.
Me han bajado desnudo, escoltándome, tirando de la
correa que me cuelga del collar, que mi Ama me ha impuesto, y con las
tobilleras y las muñequeras puestas. Al entrar en la sala, me han perfumado con
la fragancia favorita de mi Ama, luego me han colocado una mordaza de bola, y
acto seguido me han conducido a la cruz de San Andrés, fijando en ella las
muñequeras y las tobilleras con los mosquetones metálicos. Quedo atado, bien
tenso y ofrecido. Por último me han colocado un antifaz de cuero, una jaulita metálica
restrictora en el pene, que lo aprisiona, y se han retirado silenciosamente.
Sólo oigo el flamear de las velas y el chisporroteo de
la leña en la chimenea. Las llamas crean sombras en las paredes, que bailotean
al son de las flamas, acompañándome como testigos silenciosos en mi espera, que
se me hace eterna.
Ya la oigo llegar. El taconeo de cada paso de Sus
zapatos, oigo los latigazos contra el suelo mientras juega con el látigo,
mientras lo prueba. Mi corazón se acelera cada vez que oigo ese chasquido.
Cuando se acerca, no dice nada, sólo escucho que me rodea, acechando a Su
presa, y después de un buen rato deleitándose mientras me observa, dice:
- Ahora eres
mío, me perteneces.- Me suelta un picajoso latigazo en el trasero.- ¿A quién
perteneces?”.- pregunta.
- A Usted,
mi Señora.- contesto.
- ¿Quién
soy?- Me dice.
- Mi Ama, mi
Dueña, mi Señora.- Respondo.
- Bien.
Demuéstramelo.
Se coloca detrás de mí, a cierta distancia, y el primer
latigazo cae sobre mis nalgas, me sale un grito sorprendido y gutural que acaba
en suspiro. Zaaaas un segundo latigazo sobre mi espalda. Lentamente comienza a
darme latigazos en la espalda y las nalgas alternativamente, mientras me debato
atado en la cruz, mis gritos, mis suspiros, mis ojos apretados bajo el antifaz,
siento cada descarga en mi piel, cada zurriagazo quema mis poros, y me
enrojece… al rato para, y pasa Su mano enguantada para hacerme notar el escozor
después del castigo, y me estremezco, para luego, después de comprobar mi
resistencia, cambiar a un flogger trenzado y seguir descargándolo sobre mí. A
medida que acelera la velocidad y la fuerza de las descargas, mis suspiros se
vuelven una respiración entrecortada y rítmica, mis gemidos unos gritos
constantes, sensuales, y poco a poco, me abandono al castigo propiciado por mi
Ama.
Para; comprueba de nuevo con Sus guantes el estado de
mi piel, y oigo como se aleja de mi, para volver, siento que maniobra algo a
mis espaldas, y de repente, noto como un par de Sus dedos me penetran el culo
embadurnados en lubricante, frío, me los introduce bien, lubricando bien la
zona, repitiendo varias veces la operación, mientras me debato y suspiro, sin
más remedio que dejarme profanar. A
continuación siento como desliza un plug en mi interior, bien grueso, que me
hace gemir al introducírmelo, y me lo mete hasta adentro. Luego pasa una cuerda
por mi cintura y haciendo una lazada, por debajo de mi culo, sujetando el plug,
de forma que no pueda expulsarlo de ninguna de las maneras. Una vez bien atado,
se aleja, y comienzo a notar en mi interior la vibración del aparato que me
está violando, y que mi Ama acciona con un mando a distancia desde lejos,
probando las diferentes intensidades y mis reacciones, y soltando risitas
cuando ve como me muevo y me estremezco reaccionando al aparato y al masajeo de
éste en mi próstata. Mientras tanto, mi polla se va excitando y reacciona,
prisionera en la jaulita, y noto como se hincha y se aprieta contra las
varillas de metal, dolorosamente, mientras mi culo es profanado al mismo tiempo
y el vibrador me tortura a sensaciones. Deja encendido el aparato a cierta
intensidad y reanuda la sesión de azotes, esta vez con gato de nueve colas, con
más intensidad que antes. Me debato loco por el dolor y el placer que siento,
cada latigazo unido al dolor en mi entrepierna y al placer en mi culo, mientras
sube la intensidad de las descargas del látigo. De vez en cuando para, y se
entretiene en subir la intensidad del plug vibrador con el mando a distancia,
para seguir la sesión de latigazos a continuación. Zaaaaas, Zaaaaas, Zaaaaas
uno tras otro, mientras me abandono al placer y al dolor, mientras ya no se
cómo poner mi cuerpo, tenso y torturado a sensaciones, húmedo de sudor,
enrojecido y marcado por el látigo, y poco a poco, pierdo la conciencia de mi
mismo, pongo la mente en blanco, mi respiración es entrecortada y de puro
agotamiento, mis brazos decaen y se van dejando colgar de las muñequeras atadas
a la cruz, mis piernas empiezan a temblar, mi cuerpo comienza a pesar como un
plomo… la cabeza se me va, y sin quererlo, el dolor y el placer me trasladan,
mi mente comienza a navegar sola por un mar de sensaciones de placer y dolor
mezclado, perdiendo el control sobre mí mismo, sin saber donde estoy, solo
sentir, y sentir, una vez más cada latigazo, uno detrás de otro, sin parar…
solo veo, solo siento… el infinito… y una laguna se abre en mis recuerdos, como
la conciencia perdida, y sólo recuerdo haberla comenzado a recuperar, cuando
suspendido de la cruz, porque a duras penas me sostengo, mi Ama juega con el mando
a distancia, diciéndome:
- Bien, creo
que has regresado de donde estabas.
Y aumentando la vibración cada vez más y manteniéndola
largo tiempo, mientras me acaricia y me besa, y me dice entre susurros
sensuales:
- Ni se te
ocurra correrte sin permiso.
Me masajea entre las piernas la base del pene, que
sigue encerrado en la jaulita, hasta cierto momento que no puedo más, y entre
gemidos y sollozos, le suplico:
- Mi Ama, le
pido permiso para correrme, por favor, se lo suplico.
- ¿Quién
eres?
- Su puto
perro sumiso mi Ama.
- ¿Quién
soy?
- Mi Ama,
Dueña y Señora, mi Ama. Por favor, permítame correrme, no aguanto más.
- ¿Y qué más
debes de decir?
- Le
pertenezco mi Ama, en cuerpo, alma y espíritu.
- ¡Córrete
perra!
Y tras un largo gemido de dolor por la presión en el
interior de la jaulita, y del placer anal, me corro abundantemente
abandonándome completamente, temblando incontroladamente, con la mente en
blanco, dándolo todo, mientras oigo como se ríe de satisfacción al verme en ese
trance. Me descuelga los brazos y las
piernas de la cruz, y caigo rendido al suelo, a Sus pies, absolutamente
agotado, dolorido, embriagado por la adrenalina y confundido por el placer. Me
quita el antifaz. Mi mirada está como perdida.
Me permite descansar un rato, tirado a Sus pies,
mientras pasea y me mira con satisfacción, escrutándome, sabe que soy Suyo,
esperando a que mi respiración se normalice un poco, y mis jadeos se vuelvan
algo más relajados. Ahora siento arder toda mi espalda como nunca había
sentido.
Luego, a continuación tira de la cadena y me obliga a
dirigimos a la cama, gateando. Allí, me obliga a ponerme sobre la sábana de
látex negro, la espalda me arde y el tacto del látex provoca escalofríos en
ella, y me ata muñequeras y tobilleras a cada una de las patas de la cama,
quedando nuevamente en cruz, tumbado boca arriba. Se desnuda completamente.
Pone sus piernas a la altura de mi cabeza, una a cada lado, y desciende sobre
mi cara, poniendo Su coño sobre mis labios y diciéndome:
- Agradécemelo,
perro.
Mi lengua comienza a lamer Su coño, que está bien
húmedo, y comienza a penetrarla, a lamer cada pliegue de Sus labios vaginales,
a succionar Su clítoris apasionadamente, mi Ama comienza a restregarse
rítmicamente sobre mis labios y mi lengua mientras la lamo, como un verdadero
perro entregado, continua moviendo Sus caderas cada vez más rápido, mientras mi
lengua y mis labios enloquecen bajo Su coño dándole placer, subiendo cada vez
más el ritmo y la velocidad, hasta que Sus suspiros comienzan a ser gemidos, y
de gemidos pasan a gritos, hasta el punto que oigo ese gemido gutural de
abandono mientras se corre varias veces sobre mí, empapando toda mi cara de Sus
jugos íntimos, pero yo sigo lamiendo como loco, para que Sus espasmos no cesen,
y el coño siga sacudiéndose y corriéndose repetidamente sobre mí hasta que no
puede más, se derrumba Su cuerpo sobre el mío, temblándole las piernas, en un
largo y gutural gemido interminable, y tendida encima de mí, todavía siente
sacudidas, espasmos, escalofríos, pequeños temblores de piernas, y, a medida
que se va calmando, me desata de pies y manos, comenzamos a morrearnos
profundamente, fundiéndonos en un largo y cálido beso interminable y tumbada
junto a mí, se aproxima a mi espalda, se abraza, hasta pegar Su cuerpo con el
mío, noto Su piel y Sus pechos rozando mi castigada espalda y pequeñas
sacudidas de dolor se mezclan con el placer de sentirla. Se abraza a mí y me
dice:
- Ahora, a
dormir, mi perro. Buenas noches.
- Buenas
noches mi Ama.
Me besa los hombros dulcemente, y se acurruca,
poniéndose cómoda. Estoy feliz de estar a Su lado, y ser Su sumiso. El
cansancio me invade y comienzo a cerrar los ojos, mientras la siento, siento Su
castigo en mi espalda, mi pene aprisionado en la jaulita todavía, mi entrega y
Su posesión, mi deseo por Ella, y entre pensamientos de cómo será mi vida con
Ella, me abandono en mi sueño, sumiso y entregado, mientras le agradezco que me
haya elegido.