El ascensor
Planta
a planta avanzaba hacia esa puerta, ya no podía parar, se había despertado en
ella una bestia y sabía que la devoraría en caso de que no la alimentase…
Observo
el cartel del Primer piso, cerró los ojos y le sorprendió sentir una palma caer
de una forma fuerte y pesada en su nalga, noto y saboreo el placentero dolor de
ese golpe, continuo con los ojos
cerrados relamiéndose…
Sin
darse cuenta ya estaba en el segundo, y cayó la segunda caricia en su cuerpo,
unos agiles dedos pasaron rozando los pezones, parecía algo suave pero el dolor
fue lacerante, volvió a sentir ese placer infinito y una humedad que anhelaba
explotar en su entrepierna.
Llego
el tercero, noto como sus pezones se estiraban intentando separarse de su
cuerpo, estaban pinzados por los dedos fuertes de su amante, tiro de su espalda
hacia atrás y otra oleada de placer la invadió….
Estaba
a punto de tener un orgasmo, no era posible, no se estaba tocando, él no estaba
allí, era como una comunión a distancia… y a ella le gustaba.
El
frenazo en el cuarto piso la sorprendió y más cuando se abrieron las puertas,
su cara estaba colorada, su respiración agitada, su sexo ardía y ver a un
hombre observarla hizo que se sintiese vulnerable, pero a la vez muy excitada,
sabía que ese hombre estaba oliendo el aroma de hembra que ella desprendía por
cada poro de su piel, y que decía a gritos “poséeme”, entre estos pensamientos
oyó preguntar ¿baja? Contesto entrecortadamente que no, y mientras la puerta se
cerraba su cuerpo era recorrido de arriba abajo por una mirada, ese hombre
quería hacerla suya y ese pensamiento hizo que sus pezones se endurecieran aun
más y se marcasen de una forma descarada en su ropa, un segundo más con la
puerta abierta y hubiese agarrado a aquel hombre para obligarlo a que la
follase allí mismo, cada vez estaba más cerca de una explosión de placer,
notaba como se empapaba el interior de sus muslos… seguía subiendo
El
panel señalaba el quinto, volvió a cerrar los ojos y noto una mano que agarraba
su coño, lo apretaba muy fuerte y lo masajeaba por encima, moviéndose desde el
clítoris hasta su ano, era una mano sabia, presionaba lo suficiente para
excitarla al máximo, de vez en cuando esos dedos paraban y golpeaban su
clítoris, la estaba llevando al límite del aguante, quería correrse ya, el
ascensor seguía subiendo imparable, paso el sexto y de repente los dedos la
penetraron de una forma brutal, se sintió invadida por completo, comenzaron a
moverse dentro de ella ferozmente, imparables, apoyada en una pared, arqueo su
espalda y por primera vez coloco su mano en su entrepierna, como si quisiese
parar lo irremediable, se corrió sin remisión, de pie, entre gemidos que
escapaban de su boca…
Fue
dejando que su cuerpo apoyado resbalase con cada espasmo que sentía en su
interior, acabo sentada en el suelo, con la respiración entrecorta, agotada,
pero tremendamente satisfecha, tardo algo en recuperarse, en tener consciencia
de donde estaba, se notaba empapada, pero le daba igual… por fin el ascensor se
paro en el séptimo piso.
En
breves momentos se abriría la puerta que tanto deseaba cruzar y por primera
vez, después de una vida entregada al placer de infringir dolor, lo iba a
recibir en su cuerpo, iba a traspasar una frontera que nunca se había atrevido
a cruzar, pero era el momento, lo que le acababa de pasar era solo la señal de
lo que iba a vivir en un instante, llamo al timbre, y mientras esperaba,
sonreía, había descubierto que le gustaba perder el control…