UN DIA COMO ESCLAVO DE MI AMA Y ESPOSA
El
despertador vibró en silencio para no perturbar el sueño de mi Ama. Me levanté
de la alfombra situada a los pies de la cama en la que Ella descansaba. Estaba
desnudo, con la única excepción de mi polla hinchada por una erección matutina,
que presionaba dolorosamente contra la jaula transparente de un CB-6000.
Mi
Ama todavía dormía. Me deslicé en silencio hasta el cuarto de baño para
asearme. Ella es muy exigente por lo que se refiere a mi aseo personal y sé que
en el momento más inesperado puede someterme a una minuciosa y detallada revisión,
incluso de mis partes más íntimas.
Después
me dirigí a la cocina para prepararle el desayuno. Sé exactamente lo que le
gusta desayunar e hice todo lo posible por satisfacerla. Cuando terminé me
arrodillé ante la puerta de su dormitorio, esperando a que me llamara.
Al
cabo de no mucho tiempo, oí la voz de mi Ama pidiendo su desayuno. Me levanté y
se lo llevé rápidamente en una bandeja que sostuve mientras Ella lo degustaba. Mientras
lo hacía, alargó su mano izquierda hacia mis testículos y los masajeó suave y
lentamente. Mi polla volvió a crecer en su encierro.
Después
de desayunar, mi ama necesitaba algo de placer; se sentó al borde de la cama,
todavía cubierta con un corto y transparente camisón rojo, y con su dedo índice
señaló su entrepierna. Yo sabía lo que tenía que hacer; caí de rodillas ante
Ella y deslicé mi lengua entre sus hermosos muslos. Encontré su clítoris entre
los labios de su coño, y lo lamí lenta y largamente. Se corrió pronto con un
intenso orgasmo y saboreé sus jugos en mi boca. Era un día laborable y Ella
debía ir a trabajar.
Cuando
me puse en pie, me agradeció mis servicios con unas palmaditas en mis huevos.
Fueron varias, no muy fuertes, pero si repetidas en una rápida sucesión y el
resultado fue un suave dolor que fue creciendo mientras subía desde mis
testículos hacia mi bajo vientre dejándome casi sin aliento.
Encogido
por el dolor, corrí al cuarto de baño, para prepararle la bañera. Se metió en
ella mientras yo, arrodillado en una esquina, le sostenía la toalla y contemplaba
como enjabonaba suavemente todo su cuerpo; las piernas, la entrepierna, la
barriga, los pechos... y colgando entre ellos... la llave de mi dispositivo de
castidad. Mi polla volvió presionar contra las paredes de su encierro.
Cuando
terminó, me levanté, la cubrí con la toalla y la sequé.
La
ayude a vestirse; su tanga y su liguero negros, medias negras, vestido negro y
zapatos de tacón. Entonces me abrazó y mientras me besaba cariñosamente en los
labios, inesperadamente levantó la rodilla entre mis piernas golpeando
cruelmente mis huevos. Caí al suelo mientras decía "esto es para que te
acuerdes de tu ama durante un rato". Se puso el abrigo y salió de casa
hacia su trabajo.
Tiene
un sex shop "on line", pero también tiene una pequeña oficina y una tienda
desde los que prepara los pedidos y hace algunas ventas personalmente.
Cuando
me recuperé del dolor, me levanté y empecé a realizar las tareas domésticas que
tengo asignadas, antes de realizar mi propio trabajo como escritor.
Mi
Ama come en el trabajo, así que, llegado el momento, me preparé algo para mí.
Justo
después de comer, sonó el teléfono. Era mi ama y me pedía que me sentará frente
a mi PC y que mirará algunos vídeos sobre DF durante un par de horas.
Obviamente no podía masturbarme, ya que mi polla seguía encerrada en su dispositivo de castidad. Lo que deseaba
era que estuviera bien caliente (y dolorido) cuando Ella volviera a casa. Tras
ver los vídeos debía esperarla arrodillado tras la puerta de entrada.
Así
lo hice, y antes de que pasara mucho tiempo, oí como mi ama abría la puerta.
Cuando me vio se rió al ver como la carne de mi polla hinchada sobresalía por
las rendijas de la jaula.
-
"Tengo un asunto pendiente contigo, ¿te acuerdas? dijo.
-
"Ummmm, no, no me acuerdo", mentí.
-
"¿No te acuerdas de lo que paso el otro día cuando mi amiga Cat, te quitó
el CB6000 y te masturbó? No fuiste capaz de aguantarte ni cinco minutos y
disparaste toda tu leche encima de su falda. Ella te disculpó porque es una
mujer muy comprensiva, pero yo debo castigarte duramente por tu inaceptable
comportamiento. Vamos, sígueme".
Me
condujo al comedor e hizo que me inclinara sobre la mesa. Cogió un separador de
piernas y me lo sujeto a los tobillos; así no podía juntar las piernas y mi
culo estaba totalmente a su disposición. Me dijo que el castigo consistiría en
diez fuertes golpes con su vara que debía contar en voz alta, pero había un
pequeño truco. Antes de empezar me introdujo en el ano un dildo bien lubricado.
Si durante la azotaina se me caía, volvería a empezar desde cero. Como estaba
muy lubricado y tenía las piernas separadas, me resultaba muy difícil retenerlo
y cinco veces tuvo que volver a empezar desde cero. Al final, me quitó el
separador y tras tres nuevos intentos, conseguí retener el dildo durante los
diez últimos golpes. en total me dio unos 60 golpes y cuando terminó tenía el
trasero enrojecido y cruzado por rayas violetas.
-
"Bien", dijo, "es hora de masturbarte y espero que esta vez te
comportes del modo adecuado. Voy a masturbarte a conciencia durante una hora y
no quiero ver ni una gota de leche. Si lo consigues puede que después te
permita correrte, si no... tu trasero volverá a sufrir."
Y
eso hizo; durante una larga hora, tras liberar mi polla de su encierro y tras
esposarme las manos a la espalda, se dedicó a masturbar mi polla y mis huevos
sin piedad, hasta que estuvieron a punto de explotar. Pero conseguí resistir. Y
tras una hora de tortura dijo:
-
"Muy bien, veo que cuando quieres puedes aguantarte. Ahora es tu hora;
puedes correrte cuando quieras". Y siguió masturbándome. Pero en cuanto
apareció la primera gota de leche, soltó la polla y me arruinó el orgasmo.
-
"Ya tuviste tu orgasmo completo antes, con mi amiga Cat. Ahora es hora de
volver a la jaula, y esta noche, cuando nos acostemos, quiero otra larga y
deliciosa sesión de lengua para que pueda dormir a gusto.
A
la hora de ir a dormir, y después de darle a mi Ama lo que quería, me tumbé
sobre la alfombra a los pies de su cama y recordé. Había sido un buen día. En
mi vida como esposo y esclavo de mi Ama hay días mejores y peores. Algunos días
mi Ama es extremadamente cruel conmigo y otros es dulce y complaciente, pero
siempre intenta mantenerme caliente y excitado para que cumpla sus necesidades y deseos con
la máxima solicitud.
Siempre
es maravilloso servir a mi Ama y somos una pareja feliz viviendo como a nosotros
nos gusta.