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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de hitokiri

Las piernas me flaquean mientras retrocedo unos pasos y me dejo ir por mi propio peso, primero de rodillas, luego sentada, llevando ambas manos frente a mí para apoyarlas en el suelo una junto a la otra. Ambas son cubiertas por mi pelo negro, caído como un abanico mientras apoyo la frente en el suelo. Muchas veces he estado de rodillas, pero esta es la primera vez que conozco la humillación de postrarse, es humillante que me vean así... pero no, no lo es, no siento humillación y nadie me mira. Siento una profunda entrega, una sensación de querer dejarme ir. Cierto miedo a perderme que poco a poco se diluye.

"Déjame amarte así,con la cabeza postrada ante ti, he esperado tanto tiempo para poder amarte de este modo, es como quiero hacerlo". Él me oye complacido, deja que me postre así una y otra vez, ordenándolo una y otra vez mientras mi cabeza se levanta y toca el suelo. El mundo alrededor deja de existir, nada importa. Sólo yo en mi sumisión.

Mi cuerpo es mío, puedo levantarme, pero no quiero hacerlo, me siento tan bien y me uno cada vez más al suelo, dejándome llevar por el río de sus palabras. Abro mi boca, esperando que salgan gemidos. Pero no, lo que salen son gritos, gritos desesperados, primero de furia, hasta que me canso. Al acabarse los gritos de furia, llegan otros: gritos de éxtasis. Sigo postrada, con mi cabeza en el piso. Qué lugar tan extraño es el suelo para correrse.

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