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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de cuidada


Camino sobre una plataforma de hielo, hermético, distante. 


Hace frío, aveces demasiado frío, pero sigo caminando sin saber muy bien hacia donde. Miro a mi alrededor, intentando encontrar el camino. Todo es blanco, helado.


Ninguna señal que me indique cual es mi objetivo. 


A lo lejos, veo algo que llama mi atención, algo que destaca sobre el blanco hielo. Corro en su búsqueda y ahí está, una brizna de hierba que se desvive por vivir, por crecer.


Me agacho para observarla, para protegerla, para darle calor e intentar ayudarle a crecer. Quizás por puro egoísmo, por sentir su calor, en esta plataforma helada. Quizás por no querer estar sola.


Intento arroparla, pero el frío se niega a que ella crezca. Poco a poco se va llenando de escarcha y desaparece en el blanco hielo.


Intento descubrir por que el frío actúa así, por que se empeña en helarlo todo. O quizás soy yo, la que no le di suficiente calor. Quizás, no supe hacerlo. Quizás el frío tenga sus propios planes, o simplemente tenga miedo de que esa hierba crezca.


Miro a mi alrededor y todo es blanco, sigo caminando, perdida, sin un rumbo definido. 


Por el camino, he ido encontrando briznas de hierba. Hacia todas he corrido, a todas he intentado mimarlas, escudriñando en mi mente, la forma de hacer que crezca, pero el frío es poderoso, se niega a permitir que eso pase.


He dejado briznas de hierba a su suerte, sin acercarme demasiado, no por no querer intentarlo otra vez, más bien por saber el resultado. Poco a poco intento adaptarme a los deseos del frío. 


De pronto, el hielo se transforma en llamas que me abrasan, que me envuelven. 


Todo cobra vida, su fuego es voraz. Lo observo perpleja. 


¿Como puede calentar mis entrañas de esa manera? 


¿Como ha podido cambiar de estado de esa manera?


Se transforma en una materia totalmente distinta, que me hace olvidar los pasos gélidos y sin rumbo. Me transporta a un universo, donde mi mente no busca, no se

siente perdida y se deja llevar plácida.


Poco a poco la flama se va volviendo tibia. Cada vez mas blanca y ya no queda rastro de las llamas. Todo recupera su forma helada.


Sigo caminando, notando el frío, pero cada vez, tirito menos.


Voy adaptándome a sus silencios atronadores.


Cada vez estoy menos pendiente de las briznas de hierba, de intentar darles abrigo. Me gusta verlas, danzar con ellas, pero sin desgarrarme el alma, sin correr para intentar que crezcan. Sé que el frío no lo permitirá...tendrá sus planes...


Hay momentos en los que noto esa frialdad, avanzando por las capas de mi delgada piel, en dirección a mis huesos. Intento encontrar un lugar donde refugiarme, pero todo es liso, sin salientes donde poder acurrucarme.


Al fin encuentro un refugio, siempre estuvo ahí, pero mi frenética búsqueda, hacía que no lo viese. El mismo frío me lo brindaba, pero yo me centraba en buscar 

briznas de hierba....


En los días gélidos, corro hacia ese refugio...

Al calor del recuerdo de unas llamas que pronto me abrasarán de nuevo...


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