1.983 UNA NUEVA EXPERIENCIA.
Después de la defunción y entierro de la primera revista que se había publicado y que tantas alegrías me había dado, tuve que volver a recorrer puntos de venta para ver que se publicaba y apareció una obra maestra de Guido Crepax “Justine de Sade”.
Además durante este año se publicaron el número 2 y 3 de las aventuras tan subidas de tono de Colette y conocí por primera vez al otro gran dibujante George Pichard con su obra “La Fábrica “
Todas estas publicaciones las ampliare en el Foro.
Comenzaban a presentarse símbolos de cambio en mi vida y con mi novia “vainilla” planeamos casarnos al año siguiente por lo que pronto tendría que empezar a pensar si le contaba por donde iban mis pensamientos, mis ideas sobre el sexo, mis anhelos y como reaccionaria, en fin un paso importante. (Lo deje todo en stand-by).
Para terminar relato otra aventura que tuve en aquellas fechas.
Repetí con la Ama de la calle Industria, recuerdo que esta vez fue después de comer. Tenía intención de repetir con su sumisa, pero ya no trabajaba con ella, concerté una cita y me presente igualmente.
Estuvimos conversando lo mucho que me había gustado estar con su sumisa y que mi experiencia era cortita por lo que me propuso la opción de travestirme.
Era una cosa totalmente nueva y que nunca se me había pasado por la cabeza, pero en esta vida hay que probar las cosas que se te presentan.
En aquella sala roja con poca iluminación pregunto qué pie calzaba y de los zapatos que tenía en su estantería escogió unos negros clásicos de quizás 8 cm o 10 cm, me dio unas medias lisas negras de esas que llegan hasta la cintura.
Comencé a vestirme, nunca me había puesto unas medias, eran finas, me enseñó a recogerlas para facilitar colocarlas, que sensación más gustosa dan unas medias, te sientes vestido, desde aquel momento entendí a las mujeres que llevan medias. (Antes siempre pensaba que como pueden ir con faldas y medias en pleno invierno, tendrán frio); cambia todo, se pegan a la piel y aumenta mucho la sensibilidad, como notas las caricias. Sentía mi polla dura y mos huevos comprimidos en aquella malla tan fina.
Seguidamente me coloque los zapatos, casi me caigo y me entrego una peluca no recuerdo si era pelirroja o castaña y que al final me la puso ella, no sabía cómo funcionaba la rejilla.
Todo era nuevo para mí, con zapatos medias y peluca mi feminidad, o mi parte femenina, en aquel momento delante del espejo se mostraba ante mis ojos. Parte esbelta, parte ridícula, parte trasvertido, parte sissi. Un lio. Emociones contrastadas.
Me coloco un delantal banco que resaltaba con el negro de las medias.
Me coloco los brazos en el taburete y empezó a acariciar mi trasero, para después pasar a una paleta y descargar su energía. Los tres golpes que me dio inicialmente dolieron mucho, todo ello acompañado de lo que sonaba como insultos, pero no lo eran, formaban parte del momento y me, decía perra, me vas a servir, te entregare a mis clientes, voy a estrenar este culito de putita, etc.
Mas tarde de pie me pinzo los pezones con unas pinzas que nunca había visto antes, (ahora sé que eran la típicas Japonesas), levanto el delantal con la paleta amenazando golpear mis partes.
De malas maneras empujo hacia atrás mis huevos y polla cerrándome las piernas. A la vez tirando de aquellas pinzas que no se soltaban y cada vez apretaban más, me decía ahora ya tienes vagina, ahora sí que eres mi putita y me servirás.
Todo iba perfecto pero paso el tiempo, para mi muy rápido, como cuando contratas un buen masaje y no quieres que termine nunca, por lo que me ordeno quitarme el delantal y que me bajase las medias, tuve un traspiés con los zapatos, que entonces pude retirar y volver a pisar el suelo, que descanso, me dolían mucho los dedos y así de pie con las medias por las rodilla con los pezones a punto de explotar me dijo que me hiciese una paja.
Me sorprendió que con muy poco o ningún contacto físico se pudiese tener tanta sexualidad. El BDSM era fantástico.
Me sentí Sissi total.
Continuara...