1.981 TRANSICION
De repente todo se paralizo. Paseaba cada 15 días Rambla arriba, Rambla abajo y nada nuevo para comprar, no entendía que no se publicase nada sobre nuestro tema.
Pensaba que quizás llegaba tarde y se agotaban, quizás ya no se publicaría nada, no sé. Una decepción grande me abatía.
A mediados de año salió otro comic de Creapx, en este caso era Emanuelle, el tema no era de BDSM pero Crepax ya se había convertido en compra obligada para mí. No me decepciono nada dibujos fantásticos de sexo explícito, con alguna pequeñísima incursión a la sumisión femenina. Alguna que otra paja acompaño este comic.
Pero seguía preocupado. Yo quiero, yo quiero aumentar mis trofeos, por lo que
después de mucho pensarlo, ya tenía novia, decidí acudir a la llamada de un anuncio donde se ofrecían muchos servicios que más o menos decía “Salón privado con señoritas y Sado”. Necesitaba más.
Era en un piso de la Av. De Madrid. Fue un desastre, la habitación solo tenía una cama pequeña recubierta con una sábana de color azul claro, recuerdo perfectamente como vestía la dicha Ama (nada erótica) y lo que aconteció. No sé si fue porque ella no tenía ganas de trabajar, no tenía un buen día o era yo el que aportaba negatividad, en fin fue un papa dinero, Un mal rollo.
En aquella época mi salario de administrativo en una gestoría era de 25.000 pesetas al mes (como 800 € ahora) y no se podía ir gastando en contactos 2.000 o 3000 pesetas cada dos por tres.
Pasaron unos meses y conseguí ahorrar para otra aventura. Estuve muchos días mirando los anuncios de varios periódicos con un nerviosismo especial, no penséis que había mucha oferta, la proporción de anuncios sexo-sado era de 50/1, por no hablar de sumisas que quizás fuera de 100/1 buscando cual podía interesarme y no equivocar la elección.
Al final opte por un contacto que el texto más o menos decía “Ama Dominante Brasileña”.
A la hora convenida, en aquel entresuelo de la calle de Entenza me abrió una mujer muy mulata, casi negra. Después de estar mucho rato en una salita esperando volvió, se disculpó y me acompaño hacia una habitación grande, totalmente forrada de placas de corcho, con unas ventanas muy grandes, me dejo solo indicándome que me desnudase.
No hubo higiene, pero eso en aquel momento me paso totalmente inadvertido.
Las ventanas daban a la calle con las persianas abiertas, unas las cortinas muy finas que no dejaban ver afuera dejaban pasar toda la luz y los coches se oían casi dentro de la sala.
Muy nervioso expectante pensaba que si me pongo a gritar me oirán desde la calle.
La pequeña mujer resulto ser la Ama, era bajita, el pelo castaño, rizado y largo, unos ojos muy bonitos con un culo y caderas totalmente caribeñas. Vestía un biquini de color gris. La parte de arriba era muy pequeña y dejaba entrever la forma de sus pechos, más bien grandes, y la parte de abajo muy normal.
Me introdujo las manos en unas esposas de cuero que estaban en unos ganchos ya colocadas en la pared de corcho. La forma de inmovilizarme era falsa cosa que poder saber que me podía escapar me tranquilizo; pero no era cuestión de soltarse.
En las manos llevaba una fina cuerda con la que delante mío cogiendo con una mano mis partes empezó a dar vueltas haciendo varios nudos, primero a los huevos y después a la polla, “dios”, notaba mis huevos en la garganta (sensación totalmente nueva para mi) (aquello de poner los huevos por corbata) y mi polla que a la vez que daba vueltas con la cuerda se ponía más y más dura y brotando gotas de excitación por doquier.
De pie “atado” delante de aquella mujer bajita me sentía bien.
Ella se quitó la parte de arriba del biquini y aparecieron unos pezones muy grandes con una aureola muy pequeña, todo eran pezones y agachándose empezó a pasar sus pechos por mis partes atrapadas y con sus manos estirando los acercaba a su cuerpo dándome mucho placer.
Excitado al máximo me dijo que ahora le tocaba a ella disfrutar por lo que sacando las manos de las esposas me acompaño frente a un sofá, se quitó la bragas se sentó y me ordenó que me arrodillase. Cogiéndome la cabeza la acerco a su coño, cuál fue mi sorpresa al poder contemplar unos labios rojos claros, color carne que resaltaban en su piel casi negra. Una imagen que no me podía imaginar y que es lo normal pero me sorprendió. Mi boca se fue acercando hacia su vagina y lamí alocadamente todo aquello sin concentrarme en absoluto.
Mantenía Las manos en mi cabeza apretando hacia ella y con los pies me tocaba mis partes dando pequeños golpes; me dolían los huevos pero yo estaba por amorrar mi cara en aquel agujero mágico.
Separo mi cara y poniéndome de pie procedió a retirar la fina cuerda, tiraba de ella y note mi polla dando vueltas como un ventilador hasta soltar un grito de dolor.
Pensé que dolía mucho más cuando te quitan que cuando te ponen.
De nuevo totalmente desatado volví a estar de rodillas amorrado en aquella maravilla, mientras ella me ordenaba e indicaba donde y como lamer. Me dijo que me hiciese una paja para ella, todo fue rápido, lamiendo sin parar un gran chorro de semen salió disparado hacia el suelo.
Después lo de siempre y hasta la próxima.
Fue una buena experiencia me sentí sumiso y además era la primera vez que estaba con una mulata. Las primeras veces siempre son especiales.
Con ella repetí una vez más.
Continuara.....
El Muro