Postrada a Sus pies, toco el infinito.
Su esclava eterna, amarrada a Sus antojos.
Nadie más en esta mente ni en este cuerpo, mi Dueño.
Sometida libremente a Usted.
Esta piel, dibujada por Sus deseos, Le nombra siempre.
Poema lascivo y elegante escrito en mi interior por mi Señor.
Su flor extraña y misteriosa,
Su brunia, es y será perpetuamente
Suya, mi querido y adorado Amo.
brunia de B.
El Muro