Maldita tormenta...
Estaba claro que no iba a traer nada bueno.
Como un monstruo gigantesco y furioso, rugió con rabia, devastándolo todo a su paso, abofeteando el viento, haciendo temblar el suelo bajo mis pies y con ello, alterando el ritmo de los latidos de mi corazón, paralizando mis pulmones.
Provocó en mí la voluntad de quererme hacer diminuta y esconderme bajo tierra para intentar escapar, con la sensación del ahogo por el llanto en mi garganta.
Sacó a relucir mis más internos temores, creó en mí un remolino de sentimientos y pensamientos contradictorios.
Me sentí sin escapatoria y acabé aplastada de un sólo zarpazo contra el suelo.
Aquello derivó en que por la noche se escapara de mi ser, la fiera que llevo dentro, en busca de algún consuelo, de fortaleza que no sentía.
Explotaron en mí miedos que ya creí vencidos y curados, me rendí ante la ceguera de aquellos viejos sentimientos y sin darme cuenta, retrocedí un poco en el camino ya avanzado.
Por culpa de esta sensación, de estos miedos, de estos sentimientos y pensamientos, herí en lo más profundo a quien menos quería, a quien menos deseaba dañar, a quien menos se lo merecía.
Entonces yo solita retrocedí otro paso más, ante la visión de tal error, por el miedo a lo que vendría después.
El enfado de él, su decepción, su rabia bastaron a modo de bofetada, para hacerme pensar en lo ocurrido, abrir los ojos y darme cuenta que todo lo había provocado yo y que únicamente yo tenía en mis manos la solución al problema.
Mas si me mostré profundamente arrepentida, no fue suficiente para que él me permitiera buscar un mínimo consuelo en sus caricias ni en sus labios.
¿Quería saber cuáles podrían ser mis mayores miedos?, bien, aprovecharé el momento para mostrárselos.
Me dan verdadero pánico las tormentas como la de ayer y como la de hoy, me dan pánico la oscuridad completa y la vasta y vacía soledad, pero sobre todo lo que más miedo me da, es si por algún motivo como el de ayer o parecido, o si se cansa de mí, me abandone; llegados a este punto no lo soportaría.
Y si por alguna razón, en algún momento dejo escapar mi genio y mis celos, es porque no puedo permitirme el lujo de que me deje.
Soy SUYA, total, absoluta, completa y exclusivamente.
Y duelen estas palabras y esta declaración pública, porque aunque usted todo esto ya lo sabía, yo nunca lo había plasmado en palabras, ni había reflexionado verdaderamente sobre mi gran problema.
Mas esto sólo ha sido un obstáculo en mi camino, algo que me ha servido para pararme a pensar, aprender a que antes de abrir mi boquita, debo respirar lentamente, contar hasta diez y calmarme, antes de que pueda cometer un error aún mayor y también me ha servido para aprender a vivir con más calma.
Porque lo único que tengo claro, es que seguiré este camino tan misterioso y lleno de dificultades hasta poder llegar donde usted esté, cueste lo que cueste, pase lo que pase.
Sólo tengo vida junto a usted y si usted me la da.
El Muro