Podrán ser curvas casi rectas.
Podrán ser curvas suaves.
Podrán ser irregulares, con pendientes incluidas.
Podrán ser curvas peligrosas, explosivas.
Podrán ser curvas muy profundas.
Pero siempre serán curvas y debes estar orgullosa de ellas.
Sácate partido: arréglate, ponte guapa, maquillate, vístete seductora y elegante.
Mírate al espejo y dime ¿qué ves?.
Eres una mujer hermosa, con una piel de seda que hipnotiza hasta al más casto e inocente de los hombres.
Quizá tu no lo veas, pero con tus curvas te llevas de calle a cualquiera que se atreva a mirarte.
No debes avergonzarte jamás de tu hermoso cuerpo, pues tu Señor lo amará y cuidará como su Templo.
Sonríe, guiñate un ojo cada mañana y disfruta de tu feminidad.
¡No te escondas!
El Muro