Para cuando sus prejuicios se difuminen, y sepa que es Placer, Fervar.....por favor responde....
A través de tu saliva
descubrí las sílabas,
que son flores nacientes
del césped de tu boca.
Te hallé cuando no tenía
ganas de vivir,
pero al beber tu mirada
me ganaste el corazón.
Todo fue un sueño,
y una dicha,
vital aliento
ante tanta desdicha
y desaliento mortecino.
Me acogiste como huésped
en tu celeste arboleda,
y ascendimos al olimpo,
tan candentes
como lenguas de fuego,
de tanto desnudarnos
y anudarnos, entre tanto
darnos, bajo las estrellas.
Nada poseíamos, nada
de nada, ni nadie
nos miraba a la cara,
sólo teníamos el amor
que nos unía,
y un poema como nardo,
para secarnos las lágrimas,
y nadar en la alegría.
Aunque el tiempo pasa,
no pesa el amor;
encendido sigue el corazón,
pues la pasión sopla
allá donde el sosiego
exhala ternura.
Miguel.