En medio de una enorme fiesta en el palacio, se abre la puerta principal y aparece una figura oscura de casi dos metros de alto cubierta por un largo abrigo de paño negro. Con un gesto teatral, intenta quitárselo lanzándolo hacia atrás con un solo brazo, pero se le enrolla y se le queda atascado en él. Se descubre que es una mujer de aproximadamente un metro sesenta, la cantidad restante de centímetros hasta los dos metros dados por unas botas con enormes plataformas atadas a unos zancos. Aun con el abrigo haciendo de su brazo una suerte de croqueta negra, anadea hacia los invitados con paso seguro. Por el camino, y como solo mira al frente, no repara en un hermoso candelabro con el que se choca, golpeándose la espinilla y tirándolo al suelo, con todas las velas libres del férreo agarre de los brazos de metal dibujando senderos de cera por el suelo. Inicialmente, la recién llegada se lleva la pierna al pecho y abraza su malherida pierna con el brazo envuelto en el abrigo. Pero recuerda que tiene una imagen que mantener, así que recupera su majestuoso e hierático porte después de zarandear con furia su brazo derecho y al fin zafarse del cepo de tela. Se para frente a la multitud.
—He llegado —sentencia. Y controlando un leve temblor en su barbilla y con un brillo vítreo en sus ojos negros, continúa—. Que alguien me diga dónde **** está el botiquín.
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Chistacos aparte, quería presentarme. Soy una novata sin experiencia con preferencias dominantes. He llegado a este sitio por una amable recomendación y mi objetivo es conocer gente y hacer amigos, ya que no tengo contactos dentro del mundillo. Además, quiero aprender y poco a poco ganar experiencia. Y... poco más, imagino que nos iremos conociendo mejor a medida que nos leamos e intercambiemos mensajes.
¡Un saludo!