P A R A F I L I A V S B D S M .
La verdad es que no son pocos los problemas originados por
el hecho de relacionar un concepto con el
otro tanto dentro como fuera de nuestro colectivo. El principal manual
de psicodiagnóstico en la actualidad, el DSM-IV, define de la siguiente manera
a la parafilia:
Las parafilias se caracterizan por impulsos sexuales
intensos y recurrentes, fantasías o comportamientos que implican objetos,
actividades o situaciones poco habituales. Estos trastornos producen malestar
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo. Las parafilias incluyen el
exhibicionismo, el fetichismo, el frotteurismo, la pedofilia, el masoquismo
sexual, el sadismo sexual, el fetichismo transvestista, el voyeurismo, y la
parafilia no especificada.
Como puede apreciar el lector de este artículo el concepto
de parafilia es algo estrictamente biológico y no social, se limita a describir
y catalogar los comportamientos sexuales que se salen de la normalidad,
entendiendo esta como el acto sexual necesario para engendrar a un ser humano y
perpetuar la especie. Saber separar lo biológico de lo social es algo
fundamental para entender cualquier tipo de sexualidad humana.
Lo que entendemos como sexualidad biológica acabamos de
describirla pero, ¿Qué es la sexualidad desde el punto de vista social?: La capacidad o la libre elección para
efectuar el acto sexual con o sin fines reproductivos, con una persona de
nuestro agrado independientemente de su sexo de la forma o formas que ambos
consideremos más placentero y de mutuo acuerdo.
Dentro de la sexualidad social (acuñemos este término para
diferenciar de la biológica) tienen cabida la homosexualidad, la
heterosexualidad y otras conductas sexuales como las que el DSM-IV describe
como parafilias siempre que sean consensuadas y cumplan unos requisitos de los
que hablaremos más adelante. El grado de tolerancia y apertura a conductas
sexuales que se salen de lo estrictamente biológico es directamente
proporcional al de madurez de dicha sociedad y un claro ejemplo de esto es el
hecho de que a finales del siglo XIX, en algunas sociedades se considerase
pecado y una aberración mantener una relación sexual con una postura que no
fuese la del misionero. Si se consideraba una aberración esto, que está dentro
de la normalidad biológica, puede imaginarse el lector como se consideraban
todas las demás opciones sexuales.
El no saber diferenciar entre los dos tipos de sexualidad o
desconocer directamente la sexualidad social, ha sido la causante no solo de la
marginación de los practicantes de estas otras opciones sexuales sino que por
un proceso que la antropología llama endoculturación (proceso mediante el cual,
la generación más antigua transmite sus formas de pensar, conocimientos,
costumbres y reglas a la generación más joven) esta marginación se va
transmitiendo de generación en generación. Afortunadamente los prejuicios
transmitidos endoculturalmente, van diluyéndose o suavizando por diversos
motivos, entre ellos que el nivel de formación y cultura de las nuevas
generaciones es mayor que el de las anteriores y este hecho, entre otros,
produce una apertura mental que permite que la tolerancia social aumente no
queriendo esto decir que una sociedad ya esté total y absolutamente receptiva a
estas otras opciones sexuales sino que algunas
de ellas van normalizándose ,(al menos de cara a la galería, otra cosa es lo
que piense una persona interiormente) como es el caso de la
homosexualidad.
Este proceso de endoculturación, por los motivos que hemos
descrito anteriormente, hace que personas
ajenas a nuestro colectivo relacionen el BDSM
con prácticas sexuales sado-masoquistas enfermizas como algo sobre lo
que el practicante de dichas prácticas no tiene control y como una enfermedad
mental, causando el rechazo por parte de la sociedad de nuestro colectivo y
haciendo que la normalización de nuestra forma de vida esté todavía lejos de
ser efectiva.
En este punto me gustaría hacer una aclaración, hasta ahora
el lector habrá observado que solo he enfocado el aspecto sexual del BDSM y
quisiera aclarar que lo he hecho por el simple motivo de que es lo único que
une el concepto de parafilia, sexualidad social y el propio BDSM. Pero como
sabemos todos dentro de nuestro colectivo, el BDSM es un abanico muy amplio y los integrantes de nuestro grupo tenemos
muchas y muy diversas formas de entender esto, cada una muy válida y respetable
y que van desde meras prácticas sexuales hasta una forma de vida. Teniendo en
cuenta esto y también por transmisión de una generación a otra, cuando
intentamos explicar a personas ajenas al BDSM que los que entendemos como una
forma de vida lo que engloban dichas siglas somos partidarios del sometimiento
voluntario de una persona a otra por una serie de motivos que todos conocemos,
corremos el peligro de que nos tachen de machistas (incluso cuando les
intentamos hacer ver que este sometimiento no tiene nada que ver con el género
de una persona y que hay hombres que se someten a mujeres) y
dictatoriales.
Hasta ahora hemos hablado de personas ajenas a nuestro
colectivo, pero, ¿Qué sucede cuando una persona no sabe que es Dominante o
sumisa pero siente eso en su interior sin saber reconocerlo? En el peor de los
casos que sienta tal conflicto interno por la educación recibida ,de la que
hemos hablado con anterioridad y lo que siente en su interior, que acabe en la
consulta de algún psiquiatra o psicólogo que lo trate como un parafílico en el
primero de los casos, ya que los psiquiatras son médicos y estos tienen un
concepto muy fisiológico de los problemas mentales o que intente reconducirlo socialmente
en el caso del segundo porque dentro del colectivo laboral de los psicólogos
,como en todos, hay gente más profesional y menos profesional y también menos
abiertos de mente (esto considero que es requisito imprescindible para ejercer
dicha profesión) y menos. En el mejor de los casos, esta persona tras pasar por
ese periplo o sin hacerlo, puede dar con un grupo de practicantes de BDSM que
hagan que desaparezca este conflicto al dar una idea de normalidad al hacerle
ver a esta persona que hay mas gente con su forma de entender esto y que eso no
les impide llevar una vida normal.
Acabamos de dar con un concepto clave en este momento,
muchas personas dentro de nuestro colectivo se preguntan si por ejercer
prácticas sexuales sadomasoquistas son parafilicos o no, otros, los menos,( ya
que una vez elegida esta opción de vida, dichas personas es más probable que
dejen de plantearse estas cuestiones), si por ejercer dominio sobre alguien o
verse sometido a dicho dominio son dictatoriales e intransigentes los primeros
o minusválidos emocionales los segundos. A ellos les dirijo una serie de
preguntas orientativas para que salgan de esa duda:
-¿El efectuar dichas prácticas le impide llevar una vida
normal entendiendo por normal que pueda trabajar, dedicar tiempo a su familia y
amigos y a disfrutar de sus hobbys? -¿Le impide ser feliz o que sean felices
sus personas queridas?
Si la respuesta a dichas preguntas es no, usted es una
persona total y absolutamente normal que ha elegido una opción sexual y de vida
tan válida como otra cualquiera. Si la respuesta es si, póngase en contacto con
un profesional de nuestro colectivo a través de este. Dentro del BDSM hay
personas de muchos ámbitos sociales y profesiones, entre ellas la psicología y
estoy seguro de que podrán ayudarle a enfocar esto de la mejor manera
posible.
Por: Tanque_72. Publicado en el nº 1 de Cuadernos BDSM