Olga Viñuales, en su libro Relaciones de sumisión y dominación (2005), indica que este rol «es posible que dentro de una relación estable y durante un tiempo, una persona haga de Dominante y la otra de sumisa y, transcurrido algún tiempo, se invierta los papeles»1. Visto desde este prisma, el Switch es capaz, bien por personalidad, bien por influencia del carácter de su pareja, de sentir con ella los dos roles a un tiempo.
Sin embargo, existen tantas definiciones como personas, al igual que en cualquier otra relación, bien sea de pareja, laboral, de cooperación, etc. En este sentido, reseñar el comentario que se da en la página web Conceptos BDSM, que, después de unas cuantas definiciones de diccionario del término inglés «Switch», concluye de la siguiente manera:
«En el fondo, todos somos “switchs”, porque, aunque tengamos una tendencia genérica muy marcada, puede haber una persona ante la que nos “sintamos” de la tendencia opuesta; y esto se puede dar en momentos distintos con la misma persona o al mismo tiempo con personas distintas (como uno puede sentirse padre e hijo al mismo tiempo)»2.
Con el ánimo de ahondar un poco más en este rol, y ahondando en el anterior comentario, Ms. Siren escribió un artículo intentando explicar cómo «funciona» su propio rol Switch3. Lo compara con un termostato, en el que la graduación va de 0 a 15 en cada uno de los roles. Define las diferentes «temperaturas» de la siguiente manera:
Dominante: 0 = no Dominante / 5 = preferencia Dom / 10 = Dominante / 15 = Máster
Sumiso: 0 = no sumiso / 5 = preferencia sum / 10 = sumiso / 15 = esclavo
Desde esta postura, es fácil entender que lo que provoca el cambio de «temperatura» en un Switch va desde la situación en la que se encuentra, hasta la persona que tiene enfrente, pasando por supuesto por los diversos estados de ánimo que cualquier ser humano sufre y provoca.
Tras estas reflexiones ajenas, os expongo la mía propia, en lo que se refiere a las reacciones del sector «ortodoxo» del BDSM. Vaya por delante que respeto e intento comprender todas y cada una de las preferencias personales de cada uno de los miembros, no sólo de la comunidad BDSM, sino también de la sociedad en general, por lo que desde este foro en el que se me da la oportunidad, rogaría, antes de nada, respeto y comprensión hacia todos los integrantes de nuestro entorno.
El ser humano tiende a temer a lo que no comprende, y existen múltiples ejemplos de las reacciones que derivan de ese temor. Desde el machismo por temor o incomprensión hacia la mujer, hasta la xenofobia al extranjero al que no entendemos, ni su lenguaje, ni su cultura, ni su forma de vivir, en definitiva. Sería exagerado decir que al Switch se le teme, pero no lo sería tanto decir que no se le entiende, por lo que la reacción de algunos sectores dentro del BDSM va desde el rechazo absoluto hasta el «lo respeto, pero no lo entiendo».
Si ya las propias relaciones BDSM son duramente criticadas y castigadas socialmente, incomprendidas por una buena parte de la sociedad, ridiculizadas por escritores de prestigio y tergiversadas por novelas rosas que pretenden dar voz a los integrantes de tales relaciones, si los propios miembros «ortodoxos» (Dominantes y sumis@s) de la comunidad BDSM se sienten discriminados y critican a los que les critican, resulta cuando menos curioso que sean algunos de esos mismos componentes de la comunidadBDSM los que critican e incluso insultan a los que, por una razón o por otra, desempeñan ambos papeles, sin obligar a nadie a que los comparta y sin menospreciar a los «ortodoxos» que, en más de una ocasión, demuestran una estrechez de miras sorprendente, totalmente ajena al ideario de libertad de comportamiento que, en mi opinión, predica el BDSM.
La última reflexión que merece este tema la dejo en vuestras manos.
Texto extraído de: http://debatesbdsm.es/