Todavia solo estoy nerviosa, contenta, me muestro abierta y cómoda, no me siento ni excitada ni dominada, la temperatura es agradable en el patio de piedra gris, ni frio ni calor, y, aunque no conozco la casa, me resulta familiar, asi que puedo soltar el bolso en cualquier sitio. Pegado a la pared hay uno de esos bancos de madera bajitos, y podré sentarme comodamente al lado de mis cosas, que quiero tener siempre a mano. "Bienvenida" y abre los brazos para un saludo al que no puedo negarme, así que me veo empujada un sólo paso hacia adelante para separar los mios todavia con aparente espontaneidad. Le daré dos besos desenfadados y me haré atrás, seguro que entonces me invitará a sentarme y me ofrecerá un té o un refresco y hablaremos tranquilamente... Pero sus manos ya se han colado por debajo de la americana y apoderado de mi cintura encorsetada. "Me encanta" murmura mientras sus manos huesudas me regalan la primera dosis de dolor-placer que tendré en esos dias. Las ballenas del corsé se clavan como espuelas y sé que todo ha empezado, que su traje de seda negro y sus chanclas le proporcionan la comodidad que a mi me ha de ser negada, que me siento insegura porque no sé si sudo o me humedezco ya por el miedo-excitación. Tengo que tranquilizarme un poco, guarra, no debería tener el coño latiendo ya de puro abierto, deseoso de que esas manos lo mancillen, lo toquen y lo penetren como tantas veces he imaginado. Ojala me follara ahora, inclinada sobre la mesa del rincón, seguro que está fria, ojala me azotara con los cardos que la adornan.
"Quítate esa chaqueta, a ver, no creo que tengas frio ¿verdad? Supongo que no llevas puesto nada más que pueda molestarme" Me mira de arriba abajo mientras lo hago. Dudo si he de quitarme las bragas, el sujetador, pero a mi me gustaría que me los quitara cuando le apeteciera, son bonitos, los he comprado aposta, es lógico que viaje con ropa interior. "Acercate" y doy unos pasos decididos hacia la mesa donde se apoya los ojos fijos en mis zapatos, sobre la mesa ha aparecido una fina vara de nudos. Me pongo en lo peor, pero para eso he venido. "La falda también": Antes de que toque el suelo, sus dedos enganchan las tres vueltas del collar de azabache, espero que no se rompa y me situa frente a la mesa, hace atrás el jarrón al mismo tiempo y coloca las manos, los codos. "Ahí quieta, seguro que ya has empapado las bragas" Y al fin me las quita, primero las medias de puta fina, con la malla pequeña, después las bragas hasta medio muslo. Chorreas, puta. Siento sus dedos en un masaje rápido que me alivia la tensión. Ni se te ocurra correrte sin permiso eh?
El Muro