Tenía miedo... Pánico. Supongo, no lo sé, es normal sentirse así. O quizás no. Tampoco es que ahora importe. Lo único que sé es que hoy, cuando hace ya tanto tiempo que escapé despavorida por miedos quizás infundados (vale, lo hice porque el miedo ganó a la curiosidad) me doy cuenta de que me equivoqué. Todo lo que temía perder se ha demostrado falso. Todo lo que creí que me jugaba al juguetear por aquí, al dejarme llevar por la curiosidad, se ha demostrado ilusorio...
Todavía no sé a dónde me puede llevar mi curiosidad. Y sí, todavía tengo miedo, prejuicios, complejos y tantas cosas más. Pero al menos he aprendido algo, aunque el precio a pagar haya sido caro -demasiado caro-. Supongo que la lección es tan sencilla que casi da risa: No dejar que el miedo tome por ti las decisiones.
No tengo ni idea de qué me depara el futuro, ni siquiera sé demasiado bien por qué estoy escribiendo esto (ni si lo estoy haciendo en el lugar adecuado). Lo que sí sé es que no dejaré que sean los miedos los que decidan por mí.
Quizás, al final, esto no sea más que una manera de decir lo siento cuando ya no quedan otras. Tal vez sea la necesidad de solar lo que siento. Puede que, sencillamente, me haya decidido a dar un paso más y dar rienda suelta a mi curiosidad. Quién sabe, seguramente no sea más que una experiencia más que contar.
Perdonad
que insista una vez más en la importancia del glamour en el BDSM.
Hoy en día, la mayoría de la actividad la desarrollamos en las redes sociales y foros, donde podemos relacionarnos con personas afines a nuestros intereses, pues bien, creo que hay ciertos factores que dicen mucho de nosotros de cara a los demás y que últimamente parece no se le da el valor debido, me refiero a los nicks y avatares o imagen de perfil.
Hemos de tener en cuenta que, ambas cosas son nuestra carta de presentación y que como sabemos, la primera impresión es fundamental, podemos hacernos una idea de las personas en función de las imágenes elegidas y sobre todo de su nombre de usuario o Nick.
Lamentablemente hay personas que, o bien no le dan importancia o sinceramente tienen un pésimo gusto, imágenes de perfil, mostrando genitales o torsos desnudos (algunos incluso con una fisiología para no sentirse orgulloso que digamos), no son propios de una persona dominante, la cual, debería de ofrecer una imagen a mi juicio más seria y respetable.
En el caso de los nicks, no entiendo cómo se pueden utilizar nombres tan poco afortunados, (no voy a poner ejemplos) más apropiados para sitios de cibersexo que para el mundo BDSM, incluso algunos con siglas y números, que en el fondo no dicen nada, otra cosa son los que utilizan la palabra Amo, delante de su Nick, sin tener ninguna propiedad.
No quiero olvidarme de lo importantes que son las primeras palabras que crucemos con otras personas, hay hipotéticos dominantes que en la primera conversación con una persona sumisa, utilizan el ¨hola puta sumisa¨, que directamente empiezan preguntando ¨que te gusta¨, o simplemente (los más rectados) dicen: ¨ola¨(así, sin ¨h¨y sin anestesia), algunos van más allá y parecen desconocer el honor y protocolo, ya que cuando la persona sumisa les hace saber que tienen Am@, responden con toda naturalidad ¨me da igual, yo no soy celoso¨.
Por favor, dediquemos un poco de tiempo a elegir bien, aquello que como nuestras vestiduras, van a dar una imagen de nosotros hacia los demás, en este caso, el Nick y nuestro avatar y cómo no, intentemos de ser más educados, más respetuosos y a ser posible, más elegantes, nuestro universo lo merece. Hagamos que el glamour, cuyo significado originalmente refería a un hechizo mágico u oculto que afectaba la percepción visual de una persona, mostrando los objetos percibidos de una manera diferente de la real y presentándolos de una manera atractiva, magnífica o glorificada, forme parte de nuestra forma de vivir el BDSM.
Como
agradecimiento personal a tod@s l@s participantes en el concurso de relatos y
haciéndolo extensivo a todos los usuarios de palacio, quiero aportar mi pequeño
granito de arena y haceros participes del prólogo de lo que, espero será, una
nueva novela del genero que nos ocupa... (prometo que una vez acabada, seréis
los primeros en disfrutarla)
La Herencia
Marie,
acababa de cumplir los 21 años, fecha en la adquiría la mayoría de edad y
dejaba el internado de señoritas. Meses antes, mediante una carta, había
recibido la triste noticia del fallecimiento de su tía Alice, la única hermana
de su difunta madre, en ella, se le comunicaba que había recibido en herencia
una joya de incalculable valor, al parecer, un preciado collar, según tenía
entendido, había estado trabajando como ama de llaves al servicio de un acaudalado aristócrata.
Se
encontraba allí de pie, delante de una señorial mansión de estilo victoriano,
rodeada de bellos jardines, custodiados
por unas desnudas esculturas que mostraban sus atributos sexuales, se ruborizó,
jamás había visto algo parecido, era una ofensa para su inocencia y candidez.
-Sir
Alfred se encuentra descansando, no tardará en bajar, pero… acompáñeme por
favor…. Dijo el mayordomo.
Abriendo
las dos hojas de una fastuosa puerta, la invitó a entrar en una estancia,
amplia, una gran librería ocupaba toda una pared, al fondo, un imponente oleo
presidía el frontal de una ornamentada chimenea, era el retrato de una bella y
elegante dama. El mayordomo, abrió el cajón de una cómoda y le entregó un cofre
de madera, diciendo: - Esto es para usted, señorita, fue la última voluntad de
su tía. Después, se retiró, dejándola en mitad de la estancia con el cofre
entre las manos.
Marie, nerviosa, impaciente, algo aturdida, comenzó a dar unos pasos, acercándose a la chimenea, sin atreverse a descubrir la tan preciada joya que acababa de recibir, cuando de pronto, al ver el retrato más de cerca, comprobó asombrada que la dama retratada se trataba de su tía Alice, que, curiosamente tenía un gran parecido a ella.
Sin más dilación, abrió el cofre….en su interior, forrado de terciopelo rojo, se encontraba el collar, no terminaba de entenderlo, era un sencillo collar de cuero negro, algo desgastado, con una argolla metálica. Sorprendida y algo desilusionada, lo tomó entre sus manos, no era la joya tan preciada que decían ser. Mirando hacia el cuadro, buscando la respuesta de tía Alice, observó un detalle que anteriormente pasó desapercibido, ella llevaba ese mismo collar en el retrato……. De pronto, una voz a sus espadas la sobresaltó - Póntelo…!!, temerosamente se giró y allí estaba Él…..
Un
escalofrío recorrió todo su cuerpo, una alta figura de recortada barba canosa y
ojos brillantes era la procedencia de esa voz, de esa orden que retumbaba en su
interior.
Sin
saber por qué, temblorosa, obedeció como
una autómata, sin apenas controlar sus propios movimientos se colocó el collar
alrededor de su frágil cuello. Una nueva sacudida, acompañada de una extraña y
agradable sensación fue notar ese collar, aprisionando su garganta.
-Encantadora…!! La cena se sirve a las 20,00 h, Eugene te
acompañará a tus aposentos.
Dicho
esto, aquella soberana figura desapareció del umbral de la puerta. Marie quedó
inerte asombrada, fascinada, como hipnotizada por el poder que tan breves
palabras ejercían sobre ella, esa altivez, esa seguridad, el altanero porte de
su interlocutor, estaban causando en su interior unas sensaciones hasta ahora
desconocidas, pero que, lejos de incomodarla, resultaban excitantes,
placenteras y para la educación que hasta ahora, había recibido, quizás
algo…pecaminosas.
-Tenga
la bondad de acompañarme, Srta. Marie. Dijo Eugene, haciendo el ademán de
invitarla a seguirle.
A
medida que ascendía por aquellas majestuosas escaleras, sus ojos no dejaban de
admirar la belleza de cuanto le rodeaba, la casa, sin duda, era toda en sí, una
muestra de elegancia y buen gusto.
No
sabía muy bien por qué se quedaba, solo había venido a recoger su herencia, por
otro lado, no tenía donde ir y si su tía había pasado tantos años allí, era de
suponer que serian personas de confianza, además, el mayordomo, le parecía
simpático y amable, pero lo que más le incitaba a quedarse era el eco
de la voz de Sir Alfred resonando en su interior, le inspiraba seguridad y
confianza y …..algo más, que todavía no terminaba de comprender.
Desde
el último peldaño de la escalera, se vislumbraba la pequeña y rechoncha figura de Eugene al final de un
largo pasillo.
-Adelante
señorita, está será su habitación, todo cuanto hay en ella es ahora de su
pertenencia, me he tomado la libertad de prepararle un baño. Dijo, abriendo una
nueva puerta y mostrando el cuarto anexo a la estancia. Decenas de velas, iluminaban con su tenue y
oscilante luz, la elegante bañera de patas doradas situada en el centro del
cuarto, creando un ambiente cálido y acogedor, quedó algo sorprendida, ya que
aquella preparación era más digna de un amante enamorado, que de un sirviente o criado.
Eugene,
agitó una campanilla que había en una mesita…..a los pocos minutos, apareció
una joven de piel morena, luciendo un
brillante aro metálico alrededor de su cuello, cubría su cuerpo con unas telas
blancas a modo de vestido, solo que lejos de vestir, más bien dejaba al
descubierto sus voluptuosos y redondeados senos, así como sus partes más intimas,
aún así, la visión del contraste con el color café con leche de su tez, hacían
de esa mulata una mujer de una gran belleza exótica, que hasta ese momento,
jamás había visto.
-Amira,
desde ahora, será su doncella, ella le asistirá en todo cuanto necesite.
Exclamó Eugene, y ahora, con su permiso, me retiro, recuerde que la cena se
sirve a las 20,00 h, y por favor….no olvide ponerse el collar, deberá de
llevarlo siempre, mientras el Señor no
diga lo contrario...
Amira,
se le acercó y cogiendo su mano la llevó hasta la estancia donde se encontraba
dispuesto el baño, una vez allí, lentamente, como si de un ritual se tratase,
fue despojada de sus vestimentas, quedando de pie, inmóvil, pero lejos de
sentirse incomoda, la presencia de aquella bellísima mulata con nombre de
princesa árabe, le inspiraba cierta confianza.
Sin
mediar palabra, se encontraban dentro de la bañera, las dos de pie, desnudas
una frente a la otra, dejándose enjabonar, incluso por los lugares más íntimos
y recónditos, de vez en cuando, notaba como al escurrir la esponja, un pequeño
manantial, un diminuto arroyo resbalaba por sus pechos discurriendo por su
vientre y llegando hasta las cavidades más oscuras de su cuerpo, ciertamente se
asemejaba al tránsito de un rio desde las montañas más altas, hasta las simas
más profundas, sintiendo la caricia del agua en contacto con su cuerpo, aquella
sensación le provocaba una pecaminosa
excitación que hasta ese momento desconocía, su cuerpo reaccionaba ante esto erizando
su piel y endureciendo sus prominentes pezones, la visión de aquel exótico
cuerpo desnudo y mojado, que tan
delicadamente la cuidaba, no hacía más que incrementar, si cabe aún más, su
excitación.
En ese
instante, se abrió la puerta, Eugene apareció con una toalla sobre sus manos y
con un ligero movimiento de cabeza, como si de una silenciosa orden se tratase,
indicó a Amira que debía de salir de la habitación, ahora se encontraba
avergonzada, desnuda ante el mayordomo, era la primera vez que mostraba su
cuerpo a un hombre, intentaba sin conseguirlo, cubrir con las manos sus
atributos femeninos.
-Debe
confiar en mi señorita, no sienta pudor, deje que seque su cuerpo.
Sin
saber por qué, aquel rechoncho y entrañable personaje le transmitía confianza,
salió de la bañera y armándose de valor, dejó caer los brazos a los lados de su
desnudo cuerpo. Cuidadosamente, fue envuelta por la suave toalla….
-Sígame..!!,
por favor.
De
nuevo en la habitación, Eugene, abriendo las puertas de un inmenso armario..
-Estos,
ahora, son sus vestidos, puede elegir el que guste, regresaré a la hora de la
cena para acompañarla, por cierto, se me olvidaba, tenga…en esta nota hay una
serie de normas que deberá tener en cuenta durante la cena.
Marie,
con la nota en la mano, no dejaba de mirar el armario abierto y que mostraba
los vestidos que según Eugene, ahora eran suyos, no podía salir de su asombro,
todos los vestidos eran idénticos, blancos, semejantes al que portaba Amira,
había muchos, pero.. todos iguales….!!
Pasados
unos minutos y no dejando de seguir extrañada por el contenido del armario,
recordó la nota que el criado le había entregado, desdobló lentamente el papel
manuscrito y se dispuso a leer.
-Deberá
llevar siempre puesto el collar.
-Vestirá
las prendas indicadas.
-Siempre
que se encuentre ante la presencia de Sir Alfred o de cualquier otro
caballero, deberá mantener la cabeza
inclinada y la mirada baja.
-No
hablará a menos que se le autorice y si debiera de hacerlo, pedirá permiso para
ello.
-Ante
Su presencia, permanecerá de pie hasta que no se le indique otra cosa.
No
comerá ni beberá mientras no se le permita.
Se
encontraba allí, de pie, con la nota en la mano, pasmada, no terminaba de
entender que estaba pasando, donde se había metido, por qué de esas
normas….había pasado casi toda su vida en un internado y le parecía no haber
salido aún de allí, también se preguntaba el por qué no abandonaba esa casa, la
respuesta no tardó en llegar, a modo de reflexión, ante todo, era muy tarde, no
tenía donde ir, por otro lado, había algo muy poderoso para quedarse, la
fascinación que sentía, por Sir Alfred, por la bella Amira, por la casa, por el
trato recibido….
Casi sin darse cuenta el tiempo pasó en un instante, era la hora marcada para la cena, se encontraba sentada al borde la cama, con su vestido blanco, abierto por delante y por detrás, con los senos apenas cubiertos por las livianas telas, su collar al cuello.
-Está dispuesta señorita…?
Lentamente
se puso en pie y avanzó hacia la puerta donde le esperaba Eugene, sin darse
cuenta recordó lo leído en la nota e instintivamente agacho la mirada.
-No,
señorita Marie, a mi puede mirarme a la cara y hablarme, tan solo soy un
criado, permítame decirle que está usted bellísima con este atuendo.
Dicho
esto, y sin mediar palabra, colocó una cadena al collar de Marie, a lo que ella
respondió con un ligero respingo.
-Tranquila señorita, confíe en mí.
La cadena medía poco más de medio metro y terminaba en una especie de correa, la cual levaba enrollada en su mano Eugene, de esta guisa comenzaron a bajar las escaleras que conducían al piso inferior………..
CONTINUARÁ (Lo prometo .... :) )
Odín.
COMO SUPE QUE ERA SUMISA
Era una cria, unos diez años tendria y ya me pensaba que era un bicho raro que habia nacido con una mente enferma por fantasia que me venian a la cabeza, nunca las practicaba simplemente estaban alli de vez en cuando!!! pero un dia, esperando el bus con mi abuela y mi hermano habia una farola y con mi hermano decidimo entetenernos a subir haber quien tocaba lo alto.
Empece a subir despacio, mis piernas cruzada en aquella farola y mi vagina pegada a la farola frotando cada vez que subia y de golpe senti una vibracion salir desde mi vagina y apoderandose de mi cuerpo entero no sabia lo que era esa sensacion pero senti un placer enorme y me olvide de todo al mi alrededor sin importarme si me miraban o no.Me pensaba que eso solo me ocuria a mi claro no hablaba con nadie era mi secreto.
Mas de una vez cuando esperaba el bus miraba aquella farola con ganas de volver a saber si sentiria esa sensacion pero nunca me atrevi quizas porque ya sabia que era a conciencia.
pasaron muchos años y segui con mis fantasias en mi mente cada vez eran mas poderosa y como ya sabia lo que me habia ocurido aquel dia en la farola habia sido un orgasmo.
en las noches, en mi soledad empece a tocarme y a disfrutar de mis fantasias que pasaban por mi mente . Aprendi a vivir con ella porque nunca se iba. Me case el tiempo fue pasando trabaje muchos años que si casa,hijos, marido, trabajo, apenas tenia tiempo para mi pero mis fantasias me acompañaba.
Y asi pasaron veinte años tuve que dejar de trabajar por un infarto al celebro por estres en el trabajo ( no entrare en detalle ni como sali de ello no viene al caso)
Entonce empece a tener tiempo para mi misma, a traves de un familiar conoci el mensenger y empece a curiosear en chat tenia necesidad de comunicarme con la gente pasaba muchas hora en casa, la calle, la gente me producian panico.
y Asi empece a conocer gente de todo tipo algunos seconvirtieron en amigos de mi mensenger. pero un dia la curiosidad me llevo a entrar a un chat de mas subido de tono dije bueno nadie me conoce ni sabe quien soy vamos a matar la curiosidad despues de que me entraran algunos un poco salidos jajaj , otros se podia hablar me entro uno en una ventanilla y me pregunto eres sumisa??? sabes algo de BDSM???
-Dije perdone mi ignorancia pero a que se refiere a Bdsm?
-Olvidelo me dijo
Y alla me quede con la ventanita abierta y leyendo aquella letra y preguntandome el significado pero enseguida pense uy el google y puse las iniciales BDSM
y yuaaaa! que mundo se me abrio ante mi a la medida que leia me vi completamente reflejada dije no estoy tan loca Dios mio!!!! donde hubo tiniebla durante tantos años ya tenia 38años se encendio una luz podia ver hasta imagenes reflejando mis fantasia e de ser sincera que me exiter al ver todo eso y una ansia de leer se apodero de mi aquella noche !!!!Asi es como descubri a mis treinta y ocho años que era sumisa !!!! pero el camino no iba a ser facil
CONTINUARA!!!!!
Postrada en la cama me encuentro boca abajo. Mis piernas no pueden abrirse más. Atada e inmóvil por mis tobillos a los extremos mantengo mi culo en alto, expuesta. A mis oídos llega la erótica voz de una mujer susurrándome, excitándome, al compás de una melodía relajante. Noto mi respiración acelerada de anticipación. Debido a la posicionó en la que me encuentro y una orden muy específica no veo ni intento ver lo que está a mis pies. Solo sé que estoy dispuesta a ser usada de la manera que mejor le parezca. De repente noto sus manos ásperas acariciando mis pies, va subiendo por detrás de mis piernas. Sé cual es la meta de esas manos y me muerdo el labio inferior temiendo que se me escape algún gemido aun que no pues evitar que se me acelere la respiración. Sus manos desaparecen y me abandonan justo sobre la curva de mis nalgas. Intento contenerme. Mis ojos aun cerrados. La cama se hunde a mi costado y siento su calor a mi lado, reconfortándome, dándome seguridad. Sus labios se posan en mi nuca erizándose la piel y arrancándome un gemido tras el mordisco de después.
Noto mi sexo húmedo y necesitado.
Tras alejarse inmediatamente noto un floguer advirtiéndome, descarga contra mi piel con firmeza, solo un latigazo ligero pero excitante. En mis brazos, cuello, espalda, pies, piernas, culo… acabando sobre mi sexo. No oigo nada, ni siquiera mi respiración acelerada pero no puedo contener mi deseo. No me pregunto quién es el que me excita, por quien estoy siendo utilizada… Ese miedo o duda no existe. Solo me centro en complacer. Inesperadamente noto sus labios en mi sexo ya expuesto. Su lengua, sus dientes, sus labios, su aliento sobre mi, se aleja. Su mano firma impacta en una nalga e inmediatamente vuelve a besarme. Su lengua penetrándome, un adelanto de lo que está por venir. Me penetra con un dedo, dos… moviéndolos deliciosa mente mi interior, dentro, fuera. Su mano firme vuelve a azotarme el culo aun que el dolor solo hace que me me existe aun más, con sus dedos dentro de mi. Sale de mi para ingresar en mi culo sorprendiéndome. Me noto apretada a su alrededor, la mano libre sostiene mis caderas en su sitio, firme, sin piedad pero gentil. Me da unos segundos para que me acostumbre.
Mis labios no se juntan, con mi boca abierta noto como la saliva de me escurre sin necesidad de contenerla. Sus dedos se mueven en mi culo y su mano libre regresa a mi sexo. Mi respiración se vuelve a acelerar estremeciéndome. Mis caderas se mueven al compás de las envestidas de sus dedos. En un momento dado sus dedos me abandonan. Me contengo retorciéndome intentando ser paciente. Presiona un dildo lubricado en mi sexo. No es demasiado grande pero suficiente para hacerme gritar de placer. Parezco un animal, una perra. Me penetra con el dildo a la vez que me azota el culo. Me escuecen las nalgas pero es un delicioso dolor. ¿Esto es real? No puede ser más real. En un momento se aleja dejando el dildo en mi interior. Cuando regresa noto otra presión más en mi culo. Mis sentimientos a flor de piel, la respiración entrecortada y mis gemidos de fondo. Siento que todo me desborda. Pero me recuerdo que estoy en sus manos. Nada malo me pasará. Recuerdo mi naturaleza. Soy sumisa, mi anelo es complacer y no hay nada que me importe más en este momento que hacerlo feliz. Así que respiro, aguanto, suelto. La respiración en mi culo se hace mayor. Los auriculares en mis orejas salen despedidos de mis oídos, apartados de un tirón por sus fuertes manos.
-Estás bien –No era una pregunta realmente
-Sí mi Señor.
-¿Segura?
-… No mi Señor… -Dije pensando antes de contestar.
-Esa es mi perrita. -Saberlo feliz conmigo me dio fuerzas.
Implacable, con e dildo aun en mi sexo y su polla entrando poco a poco en mi culo añadió otro estímulo más. Sus dedos sobre mi clítoris. Ahora podía oírme gemir y respirar, oía su respiración entrecortada por mi.
Ah! Dios… Comenzó a moverse dentro y fuera. Agradeciendo el que el dildo no fuera muy grande y acompañando mis caderas a sus envestidas, muriendo de pacer. Casi alcanzando el orgasmo lo contengo. Mis orgasmos son Suyos, lo sé muy bien.
-Mi Señor, por favor…
-Aun no perrita, aun no.
Una mano amiga me toca el hombro despertándome de mi dulce sueño. No puede ser… Impaciente vuelvo a la realidad esperando que se haga de noche para volver a soñar con estar con mi Señor
Ella de pie, mostrando su recién estrenada lencería recibía la mirada de su Amo. Seria contestó:
- Arrodillarme ante Usted. ¿Puedo?
- Ven aquí, mi niña.
Ella se puso de rodillas, y torpemente se acercó a Él, mitad arrastrando sus rodillas, mitad gateando. Su cara se iluminó. Puso su cara sobre el muslo de su Señor, y recibió una caricia en su pelo. Con la cara oculta, sonrio pícaramente. Una sonrisa de niña perversa, feliz. Sabía que le esperaba cuando Él acabara su copa. Su mano tocó la parte alta del muslo. Su Amo no se inmutaba. Pero ella supo al rozar su menique con el bulto del pantalón que había acertado. Y se volvio a relamer.
Unas horas después, con su cuerpo dolorido por los espasmos de placer, volvió a ponerse de rodillas, y recibir su caricia. Esta vez El de pie, ella no sonreia. Había acertado de nuevo y era feliz. Muy feliz.